Descartes dividía a los seres vivos en la humanidad y todos los demás. Por otra parte, Spinoza criticó esta visión y a los que concebían al hombre como un imperio dentro de otro imperio. La neurociencia actual da la razón a Spinoza.
Estoy leyendo estos días el libro de Daniel Goleman "Inteligencia Social". Independientemente de las tesis del autor, una cosa queda patente: la empatía, el afecto, la elección de pareja, etc., emociones, actitudes y aptitudes que una vez se atribuyeron al alma hoy tienen su explicación en bases neurológicas. Sin embargo, esas mismas bases esán presentes en otros mamíferos; las ratas de laboratorio, sin ir más lejos, presentan patrones de conocimiento y emociones equiparables a las humanas.
En este sentido, me parece interesante la lectura del siguiente artículo titulado " Science of the Soul? ‘I Think, Therefore I Am’ Is Losing Force ", accesible aquí: http://www.nytimes.com/2007/06/26/science/26soul.html?pagewanted=1&ref=science
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