Hace poco comentábamos la detección en TMC-1 (Taurus Molecular Cloud) de propileno (http://http://cesartomelopez.blogspot.com/2007/07/nuevas-e-inesperadas-huellas.html). Esta nube fría y oscura se está revelando como un auténtico caldo del puchero: un equipo del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics acaba de anunciar la detección de un anión de 8 carbonos (octatetrainilo). La confirmación del descubrimiento no ha tardado en llegar pues, en paralelo, un equipo del NRAO ha detectado esta misma molécula en la envoltura de la gigante roja evolucionada IRC +10216, que también presenta un amplio surtido de compuestos (véase http://cesartomelopez.blogspot.com/2007/07/el-segundo-paso-hacia-la-vida.html).
¿Qué importancia tiene encontrar un anión y de una cadena tan larga? Hasta este descubrimiento se pensaba que la vida de una molécula cargada negativamente en el espacio era muy pequeña, ya que la radiación ultravioleta arrancaría electrones con facilidad. Sin embargo los aniones son sorprendentemente abundantes en estas regiones. Por lo tanto es fundamental una revisión profunda de nuestros conceptos sobre la química interestelar, como ya apuntamos al hablar del hallazgo de propileno. Las bases teóricas sobre las que se elabora el catálogo de qué se puede encontrar no son válidas. Y este catálogo de sospechosos es muy importante ya que se precisa realizar preliminarmente ensayos en laboratorio para definir las huellas dactilares de los compuestos que después se buscarán entre los datos de los radiotelescopios.
Esta es el tercer anión detectado, todos en menos de un año, en ambientes muy diferentes lo que nos hace preveer que serán detectados muchos más.
En PhysOrg: http://www.physorg.com/news104418832.html
Center for Astrophysics: http://cfa-www.harvard.edu/press/2007/pr200718.html
NRAO: http://www.nrao.edu/pr/2007/biganion/
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