Las amebas son seres unicelulares que se caracterizan por carecer de pared celular, lo que es una condición necesaria para poder desplazarse a base de pseudópodos. Las amebas suelen ser parásitos presentes en el agua o en la tierra pero también hay especies que parasitan el intestino del hombre y otros animales. Parecen bastante aburridas hasta que descubrimos que pueden tener la clave para explicar cómo se produjo el paso de células unicelulares a pluricelulares en la evolución.
La Dictyostelium discoideum (una ameba) se encuentra habitualmente como un organismo unicelular. Sin embargo, cuando padecen condiciones severas de déficit de alimentos, las células individuales se agrupan para formar una “babosa” que puede moverse. Finalmente esta babosa cambia para producir células que realizan funciones específicas: esporas y tallos. Lo más interesante, sin embargo, es lo que el Dr. Kuspa de Baylor llama células centinela.
Las células centinela pueden circular dentro de la babosa, tragándose bacterias invasoras y secuestrando venenos o toxinas, eliminándolas finalmente de la babosa. Estas células suelen operar a través de un mecanismo particular en las células controlado por un receptor TirA. Este mismo sistema o uno muy parecido está presente en plantas y animales; no se ha identificado en hongos, sin embargo.
Puede argumentarse a la vista de estos hechos que el progenitor de todos los organismos pluricelulares tenía esta vía de comunicación. Ya que ese organismo no era probablemente pluricelular, lo debía emplear como un método de señalización para responder a las bacterias del medio.
Desde otro punto de vista, podría afirmarse que una de las propiedades que permitieron el paso a seres multicelulares fue la capacidad de distinguir lo propio de lo extraño: la base de un sistema inmunológico. Esto es, el requisito para la pluricelularidad sería el que seas capaz de desarrollar sistemas que reconozcan patógenos y otras células distintas de ti mismo.
Baylor College of Medicine: http://www.bcm.edu/news/item.cfm?newsID=934
Original: http://www.sciencemag.org/cgi/content/short/317/5838/678
La Dictyostelium discoideum (una ameba) se encuentra habitualmente como un organismo unicelular. Sin embargo, cuando padecen condiciones severas de déficit de alimentos, las células individuales se agrupan para formar una “babosa” que puede moverse. Finalmente esta babosa cambia para producir células que realizan funciones específicas: esporas y tallos. Lo más interesante, sin embargo, es lo que el Dr. Kuspa de Baylor llama células centinela.
Las células centinela pueden circular dentro de la babosa, tragándose bacterias invasoras y secuestrando venenos o toxinas, eliminándolas finalmente de la babosa. Estas células suelen operar a través de un mecanismo particular en las células controlado por un receptor TirA. Este mismo sistema o uno muy parecido está presente en plantas y animales; no se ha identificado en hongos, sin embargo.
Puede argumentarse a la vista de estos hechos que el progenitor de todos los organismos pluricelulares tenía esta vía de comunicación. Ya que ese organismo no era probablemente pluricelular, lo debía emplear como un método de señalización para responder a las bacterias del medio.
Desde otro punto de vista, podría afirmarse que una de las propiedades que permitieron el paso a seres multicelulares fue la capacidad de distinguir lo propio de lo extraño: la base de un sistema inmunológico. Esto es, el requisito para la pluricelularidad sería el que seas capaz de desarrollar sistemas que reconozcan patógenos y otras células distintas de ti mismo.
Baylor College of Medicine: http://www.bcm.edu/news/item.cfm?newsID=934
Original: http://www.sciencemag.org/cgi/content/short/317/5838/678
1 comentario:
Estimado César
Me ha gustado bastante la bitácora. Trata de ciencia con bastante rigor. Procuraré volver de vez en cuando y de comentar algún artículo :-).
Un saludo.
Juan
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