Las relaciones personales son difíciles y la mayoría de nosotros probablemente pensemos en algún momento que comunicarnos positivamente con nuestra pareja cuando se discuten asuntos espinosos es una tarea imposible. ¿Qué tal si hubiese una forma de “quitarles las espinas” a los asuntos? ¿Y si hubiese una forma de asegurarnos que ninguna conversación con nuestra pareja fuese estresante?
La biología de las relaciones sociales humanas está comenzando a surgir conforme las investigaciones en cognición social con animales están guiando la investigación con humanos. En el número del 1 de mayo de Biological Psychiatry aparece un artículo de investigadores suizos que han realizado un estudio sobre los efectos de la oxitocina, la “hormona del amor”, en las interacciones de parejas humanas. Reclutaron parejas adultas que recibieron oxitocina o placebo intranasalmente antes de enzarzarse en una discusión conflictiva en el laboratorio. Las parejas que habían recibido oxitocina mostraron un comportamiento caracterizado por una comunicación más positiva y unos niveles de estrés (medidos a partir de los de cortisol en la saliva) más bajos que las parejas que habían recibido placebo.
“Estamos comenzando a comprender los poderosos efectos de las hormonas y de otros compuestos emitidos por el cuerpo en el contexto de importantes interacciones sociales”, comenta John Cristal, editor de Biological Psychiatry. “Conforme aumenta nuestro conocimiento, la cuestión de cómo usar mejor nuestras nuevas capacidades de alterar farmacológicamente los procesos sociales será cada vez más importante”.
Uno de los autores del artículo, la doctora Beate Ditzen, señala que este ha sido el primer estudio de sus características en el que se ha evaluado el comportamiento de parejas en tiempo real en el laboratorio. “La oxitocina podría ayudarnos a incrementar los efectos de un tratamiento estándar, como las terapias cognitivo-conductuales, haciendo que los beneficios de la interacción social sean más accesibles al individuo. Pero muy probablemente no reemplazará a estos tratamientos estándar”.
Los autores de este estudio hacen hincapié en que la oxitocina no debe usarse como un tratamiento en sí mismo y en que los efectos de la administración repetida no han sido evaluados en humanos. Además, surgen importantes consideraciones éticas como hasta qué punto debe usarse como “tratamiento” y si los tratamientos que se desarrollen podrían convertirse en la nueva droga de moda al ser un “potenciador social”.
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El artículo original es "Intranasal Oxytocin Increases Positive Communication and Reduces Cortisol Levels During Couple Conflict" por Beate Ditzen et al.; Biological Psychiatry, Volume 65, Issue 9 (May 1, 2009).