El manual de instrucciones para mantener un cerebro eficiente puede que pronto incluya una sección sobre la sinaptotagmina-IV (Syt-IV), una proteína que se sabe influye el aprendizaje y la memoria.
Un estudio publicado el 17 de mayo en Nature Neuroscience por el equipo de Camin Dean, Universidad de Wisconsin en Madison, muestra que
La capacidad de las sinapsis para ajustarse a lo largo del tiempo volviéndose mayores y más fuertes o menores y más débiles (su plasticidad) es la base del recuerdo, el olvido y el aprendizaje. Se necesita un equilibrio muy fino para una plasticidad neuronal óptima.
Aparentemente Syt-IV realiza su función manteniendo la homeostasis sináptica (el equilibrio interno de la sinapsis) mediante el dominio de la potenciación a largo plazo (cambio en la fortaleza de una sinapsis tras un periodo de actividad; mecanismo básico de la memoria/aprendizaje). La proteína actúa indirectamente regulando el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF por sus siglas en inglés), un factor de crecimiento esencial para el bienestar de la célula a largo plazo que afecta a las sinapsis.
Estos hallazgos pueden ser útiles en un futuro para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson así como los ataques epilépticos. Las primeras fases de estos desórdenes parecen relacionadas con déficits sinápticos.
En general, un fármaco que se diseñase para el control de la expresión de Syt-IV y modificase su efecto sobre compuestos clave que intervienen en la función sináptica, haría que las sinapsis funcionasen mucho mejor con lo que ello implica para la mejora del aprendizaje. Desgraciadamente, también es posible pensar en un fármaco para todo lo contrario.
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