Las nuevas tecnologías de la imagen nos permiten comprender mejor las anormalidades en los circuitos cerebrales de los pacientes con anorexia nerviosa (AN), conocida simplemente como anorexia, que pueden contribuir a los desconcertantes síntomas que se encuentran en la gente con este trastorno alimenticio. En una revisión de los conocimientos actuales sobre el tema que publica Nature Reviews Neuroscience, Walter Kaye, director del Programa de Desórdenes Alimenticios de
En estos momentos no existe un tratamiento efectivo para la gente con AN. Como consecuencia, muchos pacientes están enfermos durante años o, finalmente, mueren de la enfermedad.
El temperamento y la personalidad durante la niñez podrían incrementar la vulnerabilidad a desarrollar AN. Existen factores que predisponen a sufrir un desorden alimenticio, algunos se sospecha que hereditarios, como el perfeccionismo, la ansiedad o las tendencias obsesivo-compulsivas. Estos rasgos se ven intensificados durante la adolescencia como consecuencia de muchos factores, los cambios hormonales, el estrés y el entorno cultural, entre ellos.
La adolescencia es una época de transición, cuando los individuos deben aprender a equilibrar las necesidades inmediatas y a largo plazo y los objetivos personales con objeto de adquirir independencia. Aprender a lidiar con mensajes y presiones sociales no siempre claros y definidos puede ser abrumador, exacerbando rasgos subyacentes de ansiedad y perfeccionismo.
Una vez que un paciente desarrolla anorexia, el hambre y la malnutrición causan profundos efectos en el cerebro y en otros órganos. Esos cambios incluyen desequilibrios neuroquímicos que pueden, a su vez, exagerar los rasgos preexistentes y acelerar el proceso de la enfermedad.
Existe una tendencia en los individuos que sufren anorexia a decir que el hacer dieta reduce la ansiedad, mientras que el comer la incrementa, al contrario que las personas sanas, que experimentan en su mayoría comer como un placer. El poderosísimo instinto de evitar la ansiedad es lo que lleva a la pérdida de peso en
A esto se añade que la gente con AN tiende a no experimentar el placer de vivir “el momento”. A menudo tienen una preocupación exagerada y obsesiva con las consecuencias de sus actos, buscando reglas donde no las hay, y estando atentos a no cometer errores. Los estudios de imagen sugieren que los individuos con AN padecen un desequilibrio entre los circuitos del cerebro que regulan la recompensa y la emoción (estriado y límbico) y los circuitos asociados con las consecuencias y el planear por adelantado (dorsal). Este desequilibrio podría estar relacionado con un metabolismo alterado de la serotonina y la dopamina.
Otra de las áreas cerebrales afectadas son aquellas relacionadas con las sensaciones del propio cuerpo (interocepción), como la ínsula anterior [en la imagen]. Aparte de un fallo en las respuestas apropiadas a las señales de hambre, los síntomas de
Los rasgos de personalidad y carácter que pueden crear vulnerabilidades frente a
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