Conocemos cuatro fuerzas fundamentales en la naturaleza: la electromagnética, la nuclear débil, la nuclear fuerte y la gravedad. La interacción entre los electrones y los núcleos en los átomos es predominantemente electromagnética, pero hay pequeños efectos de la fuerza débil. La fuerza débil sólo actúa a distancias menores al 0,1% del diámetro del protón, y sus efectos en un átomo son muchos órdenes de magnitud menores que los de la fuerza electromagnética. Por ello, la interacción débil sólo puede ser detectada con experimentos de extrema precisión. Ahora, Konstantin Tsigutkin y sus colegas de
Sabemos que la materia consiste de fermiones: los leptones como el electrón, y los quarks, que forman hadrones como los protones y los neutrones. Las fuerzas entre partículas de materia se ejercen por mediación del intercambio de bosones de gauge: el fotón (sin masa) para la interacción electromagnética, los bosones Z0, W+, y W- (con masa) para la débil, y ocho gluones para la fuerte. Una consecuencia del modelo estándar es que las interacciones electromagnética y la débil son meras manifestaciones diferentes de una única fuerza electrodébil. Esta unificación fue la que llevó a la predicción de la existencia del bosón Z0, que fue observado posteriormente tanto en los experimentos de dispersión de neutrinos de alta energía como en átomos a baja energía. El intercambio del bosón Z0 en los átomos entre los electrones y el núcleo se asocia con una violación de la paridad (simetría) lo que se manifiesta, por ejemplo, en una diferente absorción de la luz polarizada circular a izquierda o a derecha.
El reto experimental en el trabajo del grupo de Berkeley con el Yb ha sido hacer visible este pequeño efecto de violación de la paridad. Para ello han usado un láser para aportar la energía necesaria para que se produzca una transición electrónica “prohibida” entre un orbital S y un D, en concreto de 6s2 a 5d6s. Dado que el intercambio del bosón Z0 mezcla el orbital D con el P (6s6p), hay una pequeña amplitud de transición para esta transición prohibida. En otras palabras, existe una interferencia mecanocuántica entre el intercambio del bosón y el intercambio del fotón [en la imagen]. Esta amplitud es la que suministra una medida de la interacción débil [de hecho el cuadrado de la suma de las amplitudes; en la imagen], pero no se puede medir directamente. El truco consiste en colocar los átomos de Yb en una combinación de campos eléctrico y magnético estáticos. El campo magnético divide los subniveles magnéticos en el estado excitado (efecto Zeeman). El campo eléctrico por su parte también mezcla estados atómicos de paridad opuesta (efecto Stark), lo que interfiere con la mezcla de paridad en el átomo y resulta en un fuerte aumento del efecto total observable.
La medición llevada a cabo por Tsigutkin et al. demuestra que es posible observar los efectos de la violación de la paridad en átomos complejos como el Yb. 50 años después del descubrimiento de la ruptura de la simetría en física, este resultado abre una nueva ronda de investigaciones para explotar dicha rotura y arrojar luz sobre las características aún no comprendidas del modelo estándar.
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