La exposición a estrés crónico causa alteraciones en la anatomía del cerebro que pueden llevar a las ratas a confiar demasiado en la rutina, incluso cuando un cambio en las circunstancias pide un cambio de comportamiento, según un nuevo estudio publicado en Science. El estudio propone un modelo animal para un problema cognitivo, importante pero sutil, que puede estar causado por el estrés crónico en humanos.
Se cree que la formación de hábitos es una forma de conservar recursos cognitivos y tomar decisiones más eficientemente, ya que los hábitos no requieren una evaluación constante de las consecuencias potenciales. El conducir a casa desde el trabajo, por ejemplo, se convierte rápidamente en una cuestión de rutina, dejando tu mente libre para soñar despierto mientras tomas las curvas, te paras en semáforos y cambias de marcha sin problemas. Sin embargo, algunas situaciones requieran alteraciones de esas rutinas, como el tener que parar en el supermercado de vuelta a casa, en cuyo caso la atención orientada a un objetivo es necesaria para alcanzar tu destino.
En una serie de experimentos conductuales, Rui Costa, de
El estrés crónico también tiene como resultado otros síntomas en el comportamiento, como déficits de memoria o en la orientación espacial. Estos cambios se supone que los provoca la liberación de corticoesteroides que provocan, a su vez, una reorganización neuronal, fundamentalmente en el hipocampo y el córtex prefrontal medial. Cuando los investigadores midieron el volumen y la densidad de varias estructuras cerebrales en ratas estresadas y sin estresar, encontraron varias diferencias. La más importante, el córtex prelímbico del córtex prefrontal medial y el estriado dorsomedial, ambos implicados en las acciones orientadas a objetivos, presentaban un tamaño reducido en las ratas estresadas, mientras que el estriado dorsolateral, necesario para la formación de hábitos, era mayor, lo que sugiere un mecanismo neurológico del efecto del estrés en su comportamiento. Hasta ahora las investigaciones sobre el efecto del estrés se habían centrado en córtex frontal y los circuitos del hipocampo, por lo que la gran novedad de este trabajo es poner de relieve el papel del estriado [en la imagen sección del estriado de una rata].
En el primer conjunto de pruebas, a las ratas se las entrenó para presionar una palanca para recibir una recompensa (en forma de alimento). Después de dos semanas de entrenamiento, se les dio acceso completo a la recompensa y se les permitió consumir tanto como quisieran. Cuando se les presentó de nuevo la palanca, los animales de control dejaron de presionarla, pero los estresados no. Si se obtiene la recompensa sin trabajar, no tiene sentido hacerlo, y esa es la actitud de los animales no estresados. Sin embargo, los estresados siguen trabajando.
En un segundo conjunto de experimentos, se entrenó a las a presionar una palanca para recibir pelets de alimento y otra para azúcar. Después, uno de estas dos recompensas se suministraba sin limitación, esto es, sin necesidad de trabajar presionando la palanca. Cuando a las ratas se les dio a escoger entre las palancas, los animales de control presionaban correctamente la palanca que era todavía necesario presionar para conseguir una recompensa, mientras que las ratas estresadas no mostraban preferencias entre las dos opciones.
En palabras de Rui Costa, “no es que las ratas [estresadas] sean estúpidas es que actúan en automático”, lo que está muy bien para reducir el uso de recursos cognitivos en situaciones de estrés, pero cuando las circunstancias cambian lo que es una adaptación beneficiosa puede volverse en tu contra.
Referencia:
Dias-Ferreira, E., Sousa, J., Melo, I., Morgado, P., Mesquita, A., Cerqueira, J., Costa, R., & Sousa, N. (2009). Chronic Stress Causes Frontostriatal Reorganization and Affects Decision-Making Science, 325 (5940), 621-625 DOI: 10.1126/science.1171203
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