Experimentos recientes muestran que la arena normal (cuarzo), cuando se la combina con un componente del basalto negro (similar al principal componente del suelo marciano), adquiere un tono rojizo conforme se desintegra en polvo, haya o no agua u oxígeno presentes. Estos resultados, presentados por investigadores del Laboratorio de Simulación de Marte de
Si nos basamos en las observaciones orbitales y en la colección de meteoritos marcianos, la superficie de Marte parece estar compuesta principalmente de basalto, una roca volcánica extrusiva de color gris oscuro o negro. Mucha de la superficie marciana esta cubierta con una gruesa capa de óxido de hierro III (Fe2O3, férrico para los clásicos), cuya forma mineral es la hematita.
La presencia de hematita en Marte fue observada cuando su firma espectral fue captada por los espectrómetros de
Sin embargo, Jonathan Merrison y su equipo, que estudian los fenómenos meteorológicos y su interacción con la superficie marciana, observaron que podían conseguir un finísimo polvo rojo a partir de arena (cuarzo) y magnetita, un mineral de hierro, ferroso-férrico (Fe3O4), presente en el basalto y negro como éste.
Para simular los movimientos de la arena en la superficie de Marte y sus efectos sobre la magnetita, agitaron cuarzo puro (SiO2, principal componente de la arena, muy duro y químicamente bastante inerte) durante siete meses (o lo que es lo mismo 10 millones de ciclos) en unos frascos sellados herméticamente junto con distintas cantidades de magnetita. Al final del experimento, aproximadamente el 10% del contenido se había convertido en polvo, más rojo cuanto mayor el contenido en magnetita inicial.
Un análisis exhaustivo confirmó que el polvo rojo era hematita. Es decir la magnetita se había convertido en hematita sólo por medios mecánicos sin que el agua interviniese en ninguna fase del proceso. Para descartar que el oxígeno del aire pudiese estar contribuyendo al resultado, los experimentos se repitieron con atmósfera de CO2, simulando las condiciones de la atmósfera marciana, con los mismos resultados.
El mecanismo exacto por el que tiene lugar la transformación aún no se ha establecido, pero ahí están los datos. Éstos no descartan la presencia de agua, sólo dicen que no sería necesaria y que puede que hayan sido los vientos y su arrastre de arena, erosionando la magnetita del basalto de la superficie durante miles de años, los que hayan dado a Marte su color.
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