Inutilizando un gen implicado en una importante vía de comunicación bioquímica en ratones, se ha descubierto una forma de imitar los conocidos efectos antienvejecimiento de la restricción calórica: vida más larga y más saludable. Este hallazgo, publicado en Science por un equipo liderado por Dominic Withers del University College de Londres, ofrece una prometedora diana terapéutica para la prevención de las enfermedades asociadas con la edad.
Hace ya tiempo que es conocido que la restricción calórica alarga la vida y reduce la incidencia de las enfermedades relacionadas con la edad en una amplia variedad de organismos, desde las levaduras y los nemátodos (gusanos redondos) a los roedores y primates. No está claro, sin embargo, cómo una dieta nutricionalmente completa pero radicalmente restringida logra estos beneficios. Pero recientemente varios estudios han dado pruebas de que un proceso de transmisión de señales bioquímicas en concreto, que implica a una proteína llamada diana de la rapamicina (TOR, por sus siglas en inglés), puede jugar un papel clave. Este proceso actúa como una especie de sensor de comida, ayudando a regular la respuesta metabólica del cuerpo a la disponibilidad de nutrientes.
El equipo científico se percató de que los ratones jóvenes con una versión inactiva de la enzima cinasa S6-1 (S6K1), que es activada directamente por
Para averiguar si estos beneficios persistían en edades más avanzadas y si los ratones vivirían más, los investigadores criaron dos grandes grupos de ratones modificados genéticamente que carecían de una versión funcional del gen de
En las hembras, los resultados fueron importantes. Las ratonas modificadas genéticamente vivieron sustancialmente más que las normales. Con una edad de 600 días (sobre los 40 años humanos) obtenían resultados excelentes en las pruebas de rendimiento motor, superando a las ratonas normales en equilibrio, fuerza y coordinación. También eran más curiosas y capaces a la hora de explorar nuevos entornos, lo que sugiere una mejor función cognitiva. Las medidas fisiológicas también indicaban una salud mejor: las modificadas genéticamente tenían huesos más fuertes, mejor sensibilidad a la insulina y células inmunitarias más robustas. Aunque los machos modificados genéticamente no tenían una vida más larga, sí que compartían los beneficios para la salud de las hembras.
Los efectos de la inactivación de
La importancia de estos resultados se comprende mejor si tenemos en cuenta el descubrimiento hecho en julio de que la rapamicina alarga la vida de los ratones, interfiriendo en la misma ruta bioquímica inhibiendo
El nuevo estudio también señala a otra proteína del proceso bioquímico de transmisión de señales de
Por favor, tenga en cuenta que esto es sólo un primer resultado de la investigación con ratones. NO SE AUTOMEDIQUE. Consulte a su médico.
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