martes, 10 de noviembre de 2009

De cómo hacer dieta puede provocar adicción a la comida.


Si estás continuamente iniciando dietas para después interrumpirlas, puede que tengas más en común con un drogadicto de lo que crees. Un estudio llevado a cabo por un equipo multidisciplinar encabezado por Pietro Cottone, de la Universidad de Boston (EE.UU.), sugiere que las personas que hacen dietas que abandonan para, al cabo de un tiempo, empezar otra, experimentan el mismo síndrome de abstinencia que un drogadicto al que le falta su dosis. Los resultados aparecen en los Proceedings of the National Academy of Sciences.

La idea de que la comida inadecuada puede ser adictiva no es nueva. Estudios anteriores, sin embargo, han tendido a centrarse en el aspecto de refuerzo positivo de la ecuación: por ejemplo, el “subidón” que se obtiene tras comer un dulce de chocolate. Pero el otro lado de la ecuación puede que sea más importante. El cerebro también tiene un sistema de refuerzo negativo que causa estrés y ansiedad durante el abandono de ciertas sustancias. Más que por el subidón, los adictos a las drogas las toman para aliviar el estrés asociado a su abandono. Las personas que hacen dieta suelen seguir el mismo patrón de abstinencia y recaída que los drogadictos, por lo que los investigadores quisieron comprobar si había una base fisioneurológica común.

Los investigadores permitieron que un grupo de ratas tuviera acceso limitado a su comida habitual (CH) durante cinco días, seguidos de dos días de una mezcla especial rica en azúcar y con sabor a chocolate (RA). Se repitió el ciclo durante siete semanas y compararon la ingesta de comida y el comportamiento de las ratas con el de un grupo de control que había tenido acceso sólo a CH.

El grupo de control comió aproximadamente la misma cantidad de comida cada día, pero no las ratas del grupo experimental: cuando llegaba el día de la RA se daban un atracón. A la quinta semana, las ratas experimentales estaban comiendo un 20 por ciento más cuando tenían acceso a RA que el grupo de control. Cuando la RA se sustituyó por CH comieron menos, alrededor de un 30 por ciento en la quinta semana. Conforme el estudio progresaba, el efecto se hizo más fuerte. No sólo eso, las ratas que pasaban por la privación de RA empleaban menos tiempo en las partes expuestas de un laberinto especialmente diseñado, una medida del incremento de ansiedad. Cuando volvió la RA la ansiedad desapareció.

Cottone et ál. sospechaban que la ansiedad era la consecuencia de la presencia de la hormona liberadora de corticotropina (CRF, por sus siglas en inglés), una hormona implicada en la respuesta al estrés del cerebro. Estudios anteriores han demostrado que esta molécula juega un papel en los síndromes de abstinencia de las drogas (alcohol incluido). Efectivamente, cuando los investigadores suministraron a las ratas una sustancia que bloquea los receptores de la CRF, el animal comía menos RA y más CH, además de reducir su ansiedad. Posteriores experimentos mostraron que las ratas expresaban cinco veces más CRF durante los períodos de abstinencia que en los de atracones.

Esta es la primera vez que el sistema CRF se asocia a la adicción a la comida, ofreciendo una posible diana terapéutica. Se están desarrollando fármacos que bloqueen la CRF en el cerebro.

Referencia:

Cottone, P., Sabino, V., Roberto, M., Bajo, M., Pockros, L., Frihauf, J., Fekete, E., Steardo, L., Rice, K., Grigoriadis, D., Conti, B., Koob, G., & Zorrilla, E. (2009). CRF system recruitment mediates dark side of compulsive eating Proceedings of the National Academy of Sciences DOI: 10.1073/pnas.0908789106

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