viernes, 7 de mayo de 2010

Jane Goodall, 50 años de Gambe Stream: del "Pan technologicus" al "Homo marketinianus".


El ego humano no ha vuelto a ser el mismo desde aquel día en 1960 en el que Jane Goodall observó a un chimpancé (Pan troglodytes) de la comunidad Kasakela (Parque Nacional Gombe Stream, Tanzania) dándose un festín de termitas cerca del lago Tanganica. Tras trenzar cuidadosamente una paletita con hojas de hierba, la había introducido en una entrada del termitero para obtener su comida. El hombre ya no podía decir que era la única especie capaz de confeccionar herramientas.

Las consecuencias para nuestra consideración como especie fueron perfectamente resumidas por Louis Leaky: “Ahora debemos redefinir herramienta, redefinir al Hombre, o aceptar a los chimpancés como humanos”.

En estos cincuenta años se han descubierto nuevos aspectos sorprendentes de los chimpancés. William McGrew, de la Universidad de Cambridge, hace un resumen [1] de estos avances de la investigación en este medio siglo, que ha pasado de ser simples notas de campo a “etología teórica con comprobación experimental de hipótesis”, en un artículo que aparece en Science.

En este artículo, por si al hombre le quedase algo de autoestima, el autor describe 20 herramientas diferentes usadas por los chimpancés para “disntintas funciones de la vida diaria: subsistencia, sociabilidad, sexo, cuidado personal”.

Quizás lo del sexo amerite alguna explicación. Ni para eso es única la especie humana. Es una hoja. Y su uso fue observado por primera vez hace 30 años [2] en una colonia de de las montañas Mahale (Tanzania) por T. Nishida, de la Universidad de Tokyo (Japón). Si bien se ha observado su empleo en hembras en celo, que la usan delante de machos adolescentes, es típico de los machos.

Sí, has leído bien, una hoja. Preferiblemente muerta, porque así hace más ruído cuando el chimpancé la corta en trocitos con sus dedos o con su boca. Y esto, ¿qué tiene que ver con el sexo? Pues lo mismo que la música a todo gañote en un coche tuneado, con la diferencia de que a los chimpancés les funciona algunas veces.

Los machos básicamente tienen que llamar y mantener la atención de las hembras. Una forma de hacer esto es con el recorte de hojas. Hacen un sonido áspero, nada espectacular, pero característico.

Funciona de la siguiente manera: el macho coje una hoja, o un conjunto de hojas, y se sienta de manera que la hembra le pueda ver. Se abre de piernas de manera que la hembra pueda ver su pene erecto, y rasga la hoja trocito a trocito, tirando cada uno conforme lo separa. Algunas veces emplea media docena de hojas hasta que la hembra se da cuenta. Ella entonces ve la erección y suma dos y dos. Si está interesada se acerca, presenta su parte trasera y se aparean.

¿Puede esto ser considerado el uso de una herramienta? Desde un punto de vista antropológico, sin ninguna duda: está usando un objeto portátil para un fin. En este caso no es obtener comida sino aparearse. Y funciona. Sin embargo todavía no está documentado que se haya encontrado una mujer que admita haberse subido a un coche por el mero hecho de que llevase la música a 120 decibelios.

Si los chimpancés han llegado a estos niveles en el uso de herramientas, pasando a ser Pan technologicus, ¿qué podemos reivindicar los humanos como único y característico? El márketing, digo yo. En efecto, somos la única especie que hace márketing de herramientas: Homo marketinianus. A ver lo que nos dura el título.

Referencias:

[1]

McGrew, W. (2010). Chimpanzee Technology Science, 328 (5978), 579-580 DOI: 10.1126/science.1187921

[2]

NISHIDA, T. (1980). The leaf-clipping display: A newly-discovered expressive gesture in wild chimpanzees Journal of Human Evolution, 9 (2), 117-128 DOI: 10.1016/0047-2484(80)90068-8

La imagen es cortesía de Michael Nichols.

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