Sólo porque tu madre haya pasado de los 85 años no tienes que dar por sentado que tienes que ocuparte de sus asuntos financieros. Puede que ella sea tan buena o mejor que tú a la hora de tomar decisiones rápidas, sensatas y que dan dinero. Según un estudio que aparece en el número de junio de Psychology and Aging (en prensa) por un equipo de la Universidad de Duke (EE.UU.) dirigido por Scott Huettel, no es la edad sino la capacidad cognitiva la clave a la hora de la toma de decisiones económicas.
En general se tiene asumido, en realidad es un prejuicio, que es la edad misma la que hace que la gente tome decisiones de peor calidad en unos casos o innecesariamente arriesgadas en otros, independientemente de los cambios cognitivos asociados con la edad. Para comprobar esta idea los investigadores realizaron experimentos en el laboratorio en el que los participantes podían ganar o perder dinero real dependiendo de sus decisiones.
Los resultados fueron contundentes. Una vez que se tenía en cuenta las capacidades cognitivas como la memoria o la velocidad de procesado de la información, la edad no tenía nada que ver a la hora de predecir si un individuo tomaría la mejor decisión económica en las tareas que se le habían asignado.
Los investigadores asignaron a los voluntarios una variedad de tareas económicas que requerían diferentes tipos de decisiones de riesgo, de tal manera que los participantes podían ganar o perder dinero. También comprobaron la capacidad cognitiva de los sujetos, incluyendo tanto la velocidad a la que podían procesar nueva información y lo bien que la podían recordar. Trabajaron con 54 adultos de edades entre 66 y 76 años y 58 de entre 18 y 35.
Los investigadores usaron una técnica estadística llamada análisis del camino para determinar las relaciones de causa y efecto, es decir, para determinar si la edad afectaba a las decisiones económicas directamente o si había efectos indirectos, como que la edad influyese a la memoria lo que a su vez influía en las decisiones.
Los resultados obtenidos indicaban que los efectos relacionados con la edad estaban aparentemente relacionados con las diferencias individuales en la velocidad de procesado y la memoria. Cuando se incluyeron estas variables en el análisis, la edad ya no era un predictor significativo de la calidad de la decisión.
Gráficamente, en las curvas de campana de Gauss de la actuación de los participantes había una superposición entre los grupos de jóvenes y mayores. O sea, muchos de los sujetos más mayores, entre 66 y 76 años, tomaron decisiones similares a muchos sujetos más jóvenes (de 18 a 35). El estereotipo de que todos los mayores se hacen alérgicos al riesgo es, simple y llanamente, falso.
Los sujetos más mayores, en general, eran capaces de tomar mejores decisiones que los sujetos más jóvenes que habían obtenido resultados peores en los tests de capacidades cognitivas. Sin embargo, es cierto que, en promedio, la gente más mayor procesa la información más lentamente y tiene una memoria peor, lo que no quita que haya gente mayor que esté tan bien a este respecto como los más jóvenes.
Bien cierto, lo he comprobado personalmente. Desgraciadamente la edad erosiona la memoria y la capacidad cognitiva, sin embargo mejora otras cualidades que parecen compensar. Los sabios siguen siendolo aunque más lentos y los tontos no parecen cambiar demasiado. Un abrazo.
ResponderEliminar