Los olmecas estaban muy avanzados en los usos del caucho. Tanto es así que la palabra olmeca proviene del náhuatl, la lengua azteca, y significa “pueblo del caucho”. Con él hacían sandalias, bandas de goma y también pelotas, que usaban en un juego ceremonial en canchas con paredes de piedra y en ofrendas a los dioses.
Cada uno de estos productos necesita diferentes características en el caucho con el que se hacen. Una pelota requiere elasticidad para que bote, una banda de goma requiere fortaleza y una sandalia requiere resistencia al desgaste.
Un nuevo estudio realizado por Michael Tarkanian y Dorothy Hosler, del Instituto de Tecnología de Massachussets (M.I.T., por sus siglas en inglés), que se publicará próximamente en Latin American Antiquity apunta a que los pueblos mesoamericanos (olmecas, aztecas y mayas) sabían cómo obtener diferentes calidades de caucho a partir de sólo dos ingredientes: el látex del árbol del caucho (hule, árbol de la goma, Castilla elastica) y la savia de
Los investigadores experimentaron con látex y savia de Ipomoea alba procedentes de México y consiguieron obtener tres calidades distintas de caucho con mezclas diferentes. La elasticidad alcanza su máximo cuando se mezclan látex y savia en proporciones iguales, mientras que la durabilidad y la resistencia al desgaste se obtiene con un 25 por ciento de savia. La dureza se obtiene empleando látex puro. En todos los casos las mezclas reciben un tratamiento térmico.
Los registros más antiguos del uso del caucho por los olmecas datan del 1600 antes de la era común. Alrededor de 1839 el inventor americano Charles Goodyear descubrió el proceso de vulcanización, en el que el látex del árbol del caucho brasileño se calienta con azufre. El azufre hace que las cadenas de polímeros del látex se entrecrucen, es decir, formen enlaces entre sí creando una red. Esta estructura tridimensional es la que aporta la mayor dureza, durabilidad y elasticidad.
La savia de
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