En contra de las leyendas populares, Einstein fue en realidad un buen estudiante. Lo que sí es cierto es que el sistema de educación convencional, que él llamaba dictatorial, le frustraba y que su rebeldía contra él era muestra de su gran creatividad. Muchas de las personas que intentaron enseñar a Einstein se encontraron frente a un joven inteligente, pero demasiado aficionado a discutir.
Antes siquiera de que Einstein empezase el colegio, su madre, con objeto de darle un empujoncito para que comenzase con buen pie, contrató a una profesora particular. Einstein se aburría mortalmente con las lecciones y, todavía en esa época de la vida en la que las rabietas se entienden como normales, le tiró una silla a la maestra. No volvería y la madre terminó contratando a otra.
En el Volksschule (colegio público de primaria), para alegría de su madre, le fue bastante bien y, aunque la leyenda quiere que suspendiese matemáticas, la realidad es que fue un estudiante muy bueno.
Las cosas cambiaron un poco cuando empezó a asistir al Luitpold Gymnasium en Múnich (colegio de secundaria que prepara para la universidad). Según Einstein, los profesores tenían “una naturaleza dictatorial”. Uno de ellos llegó a decir que la sonrisa arrogante de Einstein ya era irrespetuosa. Pero, a pesar del hecho de que Einstein, al igual que muchos muchachos de inclinaciones intelectuales, odiaba el deporte (área fundamental en la educación alemana), pasó por el colegio bastante bien.
Mucho del estímulo intelectual lo conseguía Einstein fuera de clase. Su tío Jakob procuraba que su sobrino se distrajese enseñándole álgebra. Un amigo de la familia, Max Talmey (originalmente, Talmud), un pobre estudiante de medicina en la Universidad de Múnich, judío polaco acogido por la comunidad judía local, cenaba muchas noches con la familia Einstein, y le hablaba al joven Albert de medicina, matemáticas, ciencia y filosofía. No sólo eso, sino que también le prestaba libros: entre ellos el “sagrado librito de geometría” (los Elementos de Euclides) y la Crítica de la razón pura de Kant. [Talmey terminaría siendo oftalmólogo en la ciudad de Nueva York y un gran divulgador de la obra científica de Einstein.]
La educación de Einstein tuvo un giro inesperado en 1894. El negocio de su padre quebró, por lo que la familia partió hacia Pavía (Italia) donde había una empleo esperando. Einstein se quedó en Múnich con la idea de terminar la educación secundaria. El joven Albert, sin guía y teniendo que soportar la rigidez militar de sus profesores, no lo soportó mucho tiempo, por lo que dejó el colegio y sorprendió a sus padres presentándose en la puerta de su casa en Italia.
Su madre, posiblemente preocupada porque su vástago no triunfase en la vida como le correspondía por su valía, movió todos los hilos que pudo para conseguir que a Einstein se le permitiese presentarse al examen de entrada del Eidgenössische Technische Hochschule (ETH), entonces conocida como la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (Suiza). Estos hilos no eran fáciles de mover. Fue finalmente un amigo de la familia, Gustav Maier, el que convenció al director, Albin Herzog, de que merecía la pena dejar que aquel “niño prodigio” lo intentase. Einstein se presentó al examen y, a pesar de tener dos años menos de la edad habitual de entrada (18) y carecer de un certificado de escuela secundaria, aprobó las secciones de matemáticas y ciencia, pero suspendió las demás.
La familia decidió entonces que Einstein se matricularía en la escuela cantonal de Aarau (Suiza). Tras un año de estudios en el que se hospedó en casa de su profesor Jost Winteler, consiguió aprobar la Maturitätsprüfung, la prueba de madurez establecida como final de la educación secundaria y que le daba acceso al ETH [en la imagen el certificado; usa el sistema de calificación suizo de la época, en el que la máxima nota posible es un 6].
Einstein se unió al Departamento VI, la “Escuela de profesores especializados en las asignaturas de matemáticas y ciencias” del ETH, cuando todavía le faltaban seis meses para tener la edad mínima oficial de acceso. Einstein era uno de los cinco estudiantes de física en la universidad. La Politécnica había sido fundada en 1855 y en la época en la que se inscribió Einstein se la consideraba de inferior categoría a otras escuelas, especialmente a las alemanas, aunque fuera por el solo hecho de que no podía otorgar doctorados.
Los primeros años fueron muy buenos para el joven Einstein. Los resultados de los exámenes lo colocaban siempre en los primeros puestos de su clase pero, conforme se acercaba el final de sus estudios su incapacidad para soportar la autoridad volvió a aparecer. Especialmente difícil fue su relación con Heinrich Weber que, según Einstein contase a su biógrafo Carl Seelig, llegó a decir: “Es usted un muchacho inteligente, Einstein, muy inteligente. Pero tiene usted un gran defecto: no deja usted que se le diga nada”.
Einstein había comenzado ya una relación amorosa con Mileva cuando en 1900 la pareja dedicó las vacaciones de primavera a preparar sus disertaciones finales de graduación. Sus calificaciones fueron de mediocres a malas. Sobre un máximo de 6, Einstein obtuvo un 4,5 y Mileva un 4,0. Los exámenes finales no fueron mejores. El sistema de evaluación final tenía en cuenta las calificaciones en exámenes y los trabajos presentados. Einstein aprobó, el cuarto de cinco alumnos, con un 4,91. Mileva suspendió con un 4,0.
El testarudo y joven físico se sintió desilusionado con el mundo académico, pero sí continuó trabajando en su tesis doctoral. La ETH no ofrecía doctorados, pero se podía obtener uno simplemente mandando una tesis a la Universidad de Zúrich. En septiembre de 1901 Einstein envió una tesis sobre un tema de la teoría cinética de gases. Se desconoce si Einstein la retiró o si no fue aceptada (los historiadores no han podido encontrar la respuesta de la universidad).
Mientras Einstein luchaba por encontrar un empleo, y subsistía dando clases particulares, siguió trabajando en su segunda tesis. El tema esta vez era sobre cómo usar el movimiento browniano para medir el tamaño de los átomos. Con la estabilidad que le daba el empleo que había encontrado en la Oficina Federal de Patentes en Berna, pudo avanzar en ella. Envió finalmente la tesis a la Universidad de Zúrich a comienzos de 1905. Paralelamente, Einstein mandó una versión de la misma a la principal revista alemana, Annalen der Physik, que fue publicada prácticamente a la vez que era aceptada por la Universidad de Zúrich, en abril de 1905. Einstein tenía finalmente su doctorado.
Einstein le contó la siguiente anécdota a Seelig: “Un día recibí un sobre grande en la oficina [de patentes], que contenía una elegante hoja de papel con algunas palabras en una tipografía pintoresca (creo incluso que era latín) que me pareció impersonal y carente de interés, por lo que terminó en la papelera”. Sólo más tarde alguien le diría que aquella hoja de papel era su título de doctor y que, además, en el sobre había una carta invitándole a la ceremonia de graduación.
7 comentarios:
Gran artículo, César. Y un gran descubrimiento tu blog. Con el tiempo espero leer las entradas antiguas.
Einstein es un personaje siempre fascinador, una pena que el conocimiento popular que se tiene de él diste tanto del personaje histórico.
PD.-Muchas gracias por pasar por mi blog y comentar de forma tan respetuosa. Puedes volver a ver mi contestación y todas las veces que te apetezca, ya que lectores como tú hay pocos.
Un cordial saludo
Muchas gracias, eres muy amable.
Son varias las leyendas urbanas que le achacan a Einstein cosas que nunca pasaron. Hace un tiempo Eulez elucubró un poco más acerca de los motivos de ese aprobado por los pelos, jejeje.
Me ha gustado conocer la anécdota del título de doctor. Imagínate que lo tiras y luego tienes que rellenar los papeles del postdoc.
Es una posibilidad. Pero parece más un razonamiento "cum hoc ergo propter hoc", que es la forma pedante de decir que correlación no implica causalidad. Es más probable que fuese su pésima relación con el profesor Weber. De hecho, tras graduarse, Einstein le achaca el no poder encontrar un trabajo académico porque "le persigue". Véase, a este respecto, "Einstein y...Mileva Maric Einstein" en esta misma serie.
Gracias por el comentario, Rafa.
Excelente aporte!. Es muy importante derribar mitos científicos y también los mitos sobre los científicos. El caso de Einstein es paradigmático.
Es muy poco común obtener una visión ecuánime, por ejemplo, sus intentos para unificar las leyes de la física fueron infructuosos, sin embargo se presenta a Einstein como a alguien infalible, o bien ya en otro orden de cosas, con visiones sesgadas sobre su vida personal.
Voy a votar saber más sobre Einstein en la encuesta del blog. :)
Saludos!.-
Oh, no sabía que pudiese hacer esos razonamientos con ese nombre latinajo tan complicado! Sin duda, deben ser unos razonamientos importantes! Ego++!!
Ahora en serio, por lo que leí en el libro en el que se basa el enlace que ha puesto el Cope, la relación con Mileva fue bastante tormentosa. Y además a ella tampoco le fue bien en las notas. Aunque desde luego lo más razonable es que fuese un cúmulo de cosas que motivaron Einstein se encontrase desmotivado... académicamente hablando, claro.
@ Gabriel.
Muchas gracias, muy amable.
Precisamente eso es lo que he intentado poner de manifiesto a lo largo de la serie en su relación con otros grandes científicos, que hizo aportaciones enormes a la ciencia, pero que también se empecinó en sus errores.
@ Eulez
La relación con Mileva se volvió tormentosa, muy tormentosa, bastante después de acabar los estudios.
Efectivamente sería un cúmulo de cosas, pero me inclino por que no aguantaba la rigidez académica. De hecho nunca se plegó a ella y lo pasó bastante mal en Praga teniendo que actuar como "profesor del sistema". Siempre prefirió integrarse en centros dedicados a la investigación y no a la docencia, porque no le gustaba tener alumnos y obligaciones. ¿Alguien recuerda a algún alumno suyo? Einstein fue como Alejandro Magno, creó algo inmenso pero no dejó descendencia propia, una escuela; con él murió una forma de pensar y ver el mundo.
Incidentalmente, siempre he dicho que el físico más influyente del siglo XX no ha sido Einstein, sino Sommerfeld, no por lo que él mismo descubrió, que descubrió bastante, sino porque enseñó lo que era la investigación a los siguientes: Werner Heisenberg, Wolfgang Pauli,Peter Debye, Paul Epstein, Hans Bethe, Ernst Guillemin, Karl Bechert, Paul Peter Ewald, Herbert Fröhlich, Erwin Fues, Helmut Hönl, Ludwig Hopf, Walther Kossel, Adolf Kratzer, Alfred Landé, Otto Laporte, Wilhelm Lenz, Rudolf Peierls, Walter Rogowski, Rudolf Seeliger, Heinrich Welker, Gregor Wentzel. Y terminó de rematar a Herbert Kroemer, Linus Pauling o Walter Heitler.
Bueno, ya, que desbarro.
Gracias por el comentario.
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