Una paradoja educativa es que presentar la información de una manera que parece fácil de aprender a menudo tiene el efecto contrario. Numerosos estudios han demostrado que cuando se fuerza a tener que pensar acerca de lo que se muestra, se recuerda mejor, por lo que merece la pena fijarse en las formas en las que esto pueda hacerse. Una investigación realizada por un equipo liderado por Daniel Oppenheimer, de
El equipo de investigadores reclutó a 28 voluntarios de entre 18 y 40 años y les pidió que aprendiesen, a partir de descripciones escritas, las siete características diferenciadoras de tres especies de extraterrestres. La tarea se quería que fuese similar a estudiar especies animales en el contexto de un tema de biología. Se usaron extraterrestres en vez de animales para asegurarse de que los voluntarios no podían hacer uso de los conocimientos previos que pudiesen tener.
La mitad de los voluntarios leyeron el texto escrito en fuentes difíciles de leer (Comic Sans MS y Bodoni MT, ambas de 12 puntos y 75% escala de gris). La otra mitad leyeron el texto escrito en la fuente que numerosas pruebas han demostrado que es una de las más fáciles de leer, Arial de 16 puntos y 100% negra.
A los sujetos se les dio 90 segundos para memorizar la información de las listas. A continuación se les distraía durante quince minutos con tareas no relacionadas, antes de hacerles preguntas sobre los extraterrestres del tipo “¿qué comen los pangerish?” o “¿de qué color tienen los ojos los norgletti?” Los que habían tenido textos escritos en Arial acertaron un 72,8% de las veces, de promedio. A los que se les forzó en leer fuentes más difíciles respondieron correctamente un 86,5% de las ocasiones.
Este es un resultado de laboratorio, ¿funcionaría en el mundo real? Lo hizo. Los investigadores solicitaron a algunos profesores de instituto que usasen esta técnica para impartir algunos temas de química, física, inglés e historia, obteniendo resultados similares.
Moraleja: hay que hacer que los libros de texto sean más difíciles de leer, no más fáciles.
Bufff ... lo que faltaba ya para los que estudiamos.
ResponderEliminar@_ò
Entonces la discriminación que siempre ha tenido la Comic Sans ha sido en balde?
ResponderEliminarYo no puedo opinar mucho porque no he realizado este experimento; bueno, sí, lo he hecho durante años y años estudiando, pero no me paré en su momento a pensar en qué tipo de fuente estaba escrito mi libro de texto y si memorizaba mejor o peor.
En fin, que sí, que si las pruebas demuestran que más difícil de leer, más fácil de recordar, pues a ello :D
Pero que estudio estúpido es este????
ResponderEliminar¿14 personas ahora es un número significativo?
en fin....
¿Si me quito las gafas aprendo antes las cosas?
Gracias a todos por comentar.
ResponderEliminar@Alex: Tal y como indica la entrada, el resultado indicial del laboratorio fue corroborado en la práctica.
@Alex + @Rafalillo: el método científico indica que, antes de abrazar las conclusiones o rechazar de plano los resultados de un estudio, lo razonable es intentar reproducirlos.
Un cordial saludo.
Tremendamente interesante. Habrá que esperar a los detalles del estudio para ver, que imagino que sí, si se controlan otras variables que puedan influir en el experimento.
ResponderEliminarDe todas formas, una cosa es la memorización y otra la asimilación de conceptos...Esperaremos antes de cambiar de tipografía en los blog :-)
Gracias César, nunca defraudas.
Sinceramente un 76 y un 82 por ciento en un estudio de 14 contra 14 personas no me parece lo mas mínimo relevante.
ResponderEliminarCon esa muestra tan pequeña seguro que podrías sacar conclusiones como que los rubios memorizan mas que los morenos y cosas así de tontas.
Similarmente, el absurdo (por ejemplo el leer a Kafka) puede ayudar al cerebro a advertir patrones que de otra manera no podría, en ecuaciones matemáticas, en el lenguaje, en el mundo en general. La actividad en el área de la corteza llamada del cíngulo anterior se agudiza notablemente. La desorientación alienta el pensamiento creativo.
ResponderEliminarhttp://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1184733
@Alex Como dice el último párrafo, esa fue la primera prueba y luego se solicitó a otros profesores que repitieran la prueba a sus alumnos, con lo que no fueron 14, si no que la muestra fue más amplia.
ResponderEliminarLa duda que tengo es que si todo se escribiera en comic sans ( esperemos que no por favor... xD ) no nos acostumbraríamos a ésta y nos resultaría más fácil leerla y por lo tanto perdería su utilidad.
Lo curioso es que si se llega a confirmar esta hipótesis, ¿cuál sería el motivo? ¿Quizá que la dificultad para leer una tipografía obliga a leer más lento concentrado (algo necesario en el proceso de aprendizaje-memorización)?
ResponderEliminarPensando en cómo utilizar tipografías menos legibles (si masivamente o selectivamente) quedarían otras cuestiones en el aire. Por ejemplo, ¿que efectos tendría en el cansancio el estudiar durante muchas horas con una tipografía menos legible? ¿Sería a la larga peor para la concentración y la memorización?
O Si se utilizara masivamente una tipografía menos legible ¿qué ocurriría con la lectura rápida, algo tan necesario en un entorno saturado de información que debemos seleccionar con rapidez cada día (artículos, posts, capítulos de libros...)?
Es posible que el modo de usar con efectividad unas tipologías menos legibles sea en momentos concretos en los que se quiera hacer recordar pequeños textos muy seleccionados de contenido.
Podría ser un recurso más a tener en cuenta puntualmente en el aula. Ahora bien, la diferencia de porcentaje coincido con que no es demasiado relevante como para darle demasiada importancia, de momento.
Un saludo.