El equipo de investigadores detectó que existía una proliferación de células progenitoras neuronales en el asta posterior de la médula espinal (marcada con el número 2 en esta imagen) de los ratones que estaban estudiando. Dado que esta parte de la médula espinal se sabe que está compuesta principalmente de neuronas sensoriales, los científicos se plantearon la hipótesis de que estas neuronas podrían estar participando en la nocicepción (sensación de dolor) y/o el tacto.
Para comprobar esta idea, el equipo colocó ratones durante dos horas en jaulas en las que se habían introducido sensaciones táctiles adicionales cambiando el suelo por papel de lija, grava, esponja o una combinación de los anteriores. El resultado no pudo ser más espectacular. Sólo dos horas después de ser expuestos a estos ambientes enriquecidos en sensaciones los ratones mostraban un incremento sustancial en el número de nuevas células en el asta posterior. La cantidad de neurogénesis era mayor en los ratones expuestos a los entornos con una combinación de materiales en el suelo, lo que sugiere que la proliferación celular podría ser una respuesta no sólo a la novedad del entorno, sino también a su diversidad.
Para determinar el papel de la neurogénesis en la habituación a los estímulos, los investigadores expusieron a un grupo de ratones a los distintos entornos repetidamente durante un período de 7 días y a otro grupo lo mantuvieron permanentemente en las distintas jaulas modificadas. En abierto contraste con los experimentos de una sola exposición, las exposiciones repetidas no supusieron un incremento en la neurogénesis, y la exposición continuada incluso parecía inhibir el proceso. Un análisis pormenorizado de las células reveló que, en vez de proliferar, las células recién formadas habían comenzado a diferenciarse, en su mayoría en neuronas GABAérgicas inmaduras. Las neuronas GABAérgicas son inhibidoras, por lo que podrían estar jugando un papel en la habituación.
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