¿Qué ocurre si coges un imán potente
y te lo pones encima de la cabeza durante un rato largo? A priori
habrá quien pueda argumentar que, en principio, no debería
pasar nada si se trata de un campo magnético estático. Sin embargo,
un equipo de investigadores encabezado por Antonio Oliviero, del
Hospital Nacional de Parapléjicos (España), ha demostrado
experimentalmente que el contacto de un imán de suficiente potencia
aplicado durante 10 minutos directamente sobre el cuero cabelludo
puede provocar una disminución del 25% de la excitabilidad del
córtex motor que se mantiene durante varios minutos tras retirar el
imán. Este resultado puede llegar a tener aplicaciones terapéuticas
no invasivas, indoloras y reversibles. Los resultados se publican en The Journal of Physiology.
Cuando un conductor se expone a un
campo magnético que cambia, ya sea porque hay variaciones del propio
campo magnético con el tiempo o porque conductor y campo están en
movimiento relativo, se producen en el conductor unas corrientes
eléctricas inducidas, llamadas corrientes de Foucoult. Estas
corrientes, a su vez, producen campos magnéticos, por lo que la
interacción de éstos con el original puede dar lugar a efectos
atractivos, repulsivos, de propulsión o de resistencia al
movimiento. Basándose en este fenómeno se desarrolló la
estimulación magnética transcraneal (TMS, por sus siglas en
inglés), un método no invasivo que, empleando un campo magnético
pulsante provoca cambios eléctricos en las neuronas encefálicas,
alterando de distintas formas su funcionamiento normal. La TMS, por
su capacidad para interferir localizadamente, tiene un amplio uso en
los estudios neurocientíficos.
La TMS hace que las neuronas del córtex
justo debajo del lugar donde se está aplicando se despolaricen y
emitan un potencial de acción, en otras palabras, que se activen. Si
se aplica sobre el córtex motor primario esto se traduce en
actividad muscular, técnicamente llamada potencial motor evocado
(MEP, por sus siglas en inglés), que puede registrarse mediante
electromiografía (detección de la actividad eléctrica muscular). A
poco que reflexionemos, nos daremos cuenta de que la inversa también
es cierta, si se producen alteraciones eléctricas en el córtex
motor, se puede usar un dispositivo TMS para detectarlas.
Esto es lo que ha usado el equipo de
investigadores para medir el efecto del campo magnético de dos
imanes de neodimio distintos sobre el córtex motor, concretamente el
área correspondiente a la mano, en el giro precentral. Los imanes
(uno u otro) se colocaron directamente sobre el cuero cabelludo de
los voluntarios, alterando la polaridad y el tamaño (potencia) y
repitiendo los experimentos con un cilindro metálico para corregir
el efecto placebo. La técnica se conoce como estimulación
transcraneal por campo magnético estático (tSMS, por sus siglas en
inglés)
Los resultados obtenidos indican que
las amplitudes medias del MEP permanecen durante 6 minutos por debajo
de lo normal tras la aplicación del más potente de los dos imanes
durante 10 minutos, independientemente de la polaridad. Los
investigadores concluyen que se debe a una excitabilidad reducida del
córtex motor. Es la primera vez que se afirma la existencia de un
efecto de un campo magnético estático sobre la excitabilidad del
cerebro.
Pero, ¿cómo es posible que un campo
magnético estático afecte al cerebro? Hay cuatro factores a tener
en cuenta a la hora de sugerir explicaciones: es necesario un campo
magnético con una intensidad umbral para producir efectos, es decir,
por debajo de esa intensidad no hay efectos apreciables; es
necesario, asimismo, mantener el campo magnético durante un tiempo
mínimo; los efectos permanecen durante un tiempo tras cesar el campo
magnético; y, finalmente, la polaridad, polo norte o sur del imán
en contacto con la cabeza, no tiene influencia.
Empezando por este último factor,
vemos que las estructuras o especies químicas afectadas por la tSMS
deben responder igual a ambas polaridades, lo que implica que las
dianas deben ser ferromagnéticas (ambos polos atraen) o
diamagnéticas (ambos polos repelen). Por otra parte, el hecho de que
el efecto se extienda más allá de la presencia del campo magnético
sugiere que debe ser una estructura la afectada y no una especie
química (moléculas o iones), probablemente que se vea deformada
reversiblemente por la tSMS.
Teniendo en cuenta todo lo anterior,
los autores proponen como mecanismo de actuación de la tSMS la
deformación de los canales iónicos de calcio y sodio debido a que,
en presencia del campo magnético, las anisotropías diamagnéticas
de los fosfolípidos de membrana hace que éstos se puedan reorientar
reversiblemente.
Independientemente de que, obviamente,
es necesario investigar más los efectos de la tSMS, este trabajo
tiene, en nuestra opinión, tres potencialidades evidentes. La
primera es su uso científico médico, se trata de un método barato,
no invasivo y portátil de influir en la actividad cortical. La
segunda es reabrir el debate sobre los efectos de las resonancias
magnéticas sobre la actividad encefálica y la posible alteración
de los diagnósticos/resultados que ello pudiese acarrear (véase El escáner afecta al metabolismo del cerebro);
los autores discuten este aspecto en el artículo y, si bien señalan
las diferencias entre tSMS y MRI, también ponen en evidencia la
falta de estudios adecuados. La tercera es el uso magufo de estos
hallazgos: prevenido queda, querido lector.
Referencia:
Oliviero, A., Mordillo-Mateos, L., Arias, P., Panyavin, I., Foffani, G., & Aguilar, J. (2011). Transcranial static magnetic field stimulation (tSMS) of the human motor cortex The Journal of Physiology DOI: 10.1113/jphysiol.2011.211953
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