Ruta de conexión entre el córtex prefrontal ventromedial (vmPFC) y la amígdala (AMY) a través del giro cingulado anterior (ACG). |
En muchos sistemas penitenciarios el fin del encarcelamiento es la
reinserción del preso en la sociedad. ¿Es esto siempre posible, al
menos teóricamente? ¿Puede reinsertarse un psicópata?
La comparación de imágenes de cerebros de reclusos
diagnosticados como psicópatas y otros, con los mismos delitos, pero
sin ese diagnóstico muestran importantes diferencias. La
localización de estas diferencias podría explicar el impulsivo
comportamiento antisocial de los psicópatas. El estudio, encabezado
por Julian Motzkin, de la Universidad de Wisconsin en Madison
(EE.UU.), se ha publicado en el Journal of Neuroscience.
La investigación se basa en un trabajo previo de otros dos
coautores, Newman y Koenig, que muestra que la toma de decisiones de
los psicópatas es muy parecida a la de personas con daños en el
córtex prefrontral ventromedial (CPFVM), lo que indicaría que los
problemas con esta parte del cerebro están asociados con la
psicopatía. Esta demostración indirecta se vuelve directa en el
estudio que nos ocupa, y pone de manifiesto que existe una
anormalidad cerebral específica asociada a la psicopatía criminal.
Activación del CPFVM |
En concreto los datos obtenidos apuntarían a que los psicópatas
presentan una reducción en las conexiones entre el CPFVM, la parte
del cerebro responsable de la empatía y la culpa, y la amígdala,
que media en el miedo y la ansiedad. Para llegar a esta conclusión
se recogieron dos tipos de imágenes. Las obtenidas con tensor de
difusión (tractografía DTI) muestran una reducción en la
integridad estructural en las fibras de materia blanca (axones) que
conectan ambas áreas, mientras que las obtenidas por resonancia
magnética funcional (fMRI), que detectan la actividad del cerebro,
señalan una menor actividad coordinada entre el CPFVM y la amígdala.
Es decir, CPFVM y amígdala no se están comunicando como debieran.
El estudio se realizó en una cárcel de seguridad media del
estado de Wisconsin empleando escáneres portátiles. Se realizaron
mediciones de 40 presos que habían cometido delitos similares, de
los que 20 habían sido diagnosticados como psicópatas.
La combinación de anormalidades estructurales y funcionales
parece demostrar bastante bien que la disfunción observada en el
circuito social-emocional es una característica estable de los
reclusos psicópatas. Independientemente de que el estudio haya de
reproducirse y obtener más datos, ¿debe un sistema penitenciario
tratar a todos los presos por igual e intentar reinsertar a una
persona cuyo cerebro no está preparado para ello?
Referencia:
Motzkin J, Newman JP, Kiehl K, Koenigs M. (in press) Reduced prefrontal connectivity in psychopathy. Journal of Neuroscience.
2 comentarios:
Muy interesante estudio. Sin embargo, con el tema de la psicopatía estamos donde siempre: son psicópatas reclusos.
En mi opinión, servirse de sujetos en la cárcel sesga la identificación y definición de psicópata, ya que deja fuera a una gran parte de la gente con este trastorno y que no está presa. Son limitaciones de los estudios, está claro, pero así como se cayó en el error de considerar psicopatía al trastorno antisocial (por poco que me guste el DSM), se puede caer en el error de considerar psicópata sólo a aquella persona que acaba en la cárcel.
Un saludo
Ernie tien toda la razon... Cuanod la gente escucha el termino psicopata piensa en una persona trastornada capaz de cometer brutalidades tales como el asesinato, pero si bien es cierto k hay psicopatas asesinos tambien hay otros tantos k no lo son, segun tengo entendido nos sorprenderia la cantidad de empresarios y brokers de exito k efectivamente son psicopatas... desde mi punto de vista pienso k seria interesante conocer las ventajas y desventajas de un psicopata en la sociedad actual sin tener en cuenta los actos penados de violencia.
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