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Cráter Gale, destino de Curiosity |
Cualquier persona mínimamente
interesada en la ciencia sabe que el pasado sábado despegó rumbo a
Marte el
rover Curiosity como parte de la misión Mars Science
Laboratory (MSL) de la NASA. Algunos medios (ejemplos,
aquí
y
aquí) y, en buena medida, el imaginario popular, afirman que el objetivo de
MSL es encontrar “vida” o “rastros de vida”. Pero esto no es
así. Por ello vamos a presentar muy sucintamente no sólo cuales son
los objetivos científicos de MSL sino también el contexto en el que
se han fijado estos objetivos. De esta forma sabremos qué resultados
esperar de MSL y no nos llevaremos decepciones innecesarias.
Objetivos científicos de MSL
En general, la MSL estudiará si el
cráter Gale presenta signos de ambientes habitables actualmente o en
el pasado. Este estudio será parte de un examen más amplio de los
procesos pasados y actuales en la atmósfera y superficie marcianas.
Para llevarlo a cabo se realizarán mediciones instrumentales
soportadas por la capacidad de recoger muestras, suministrar energía
y comunicaciones y la movilidad del rover Curiosity. Es decir,
no buscará “vida”, sino las condiciones que, según las
hipótesis consideradas, serían favorables para la vida.
Esta misión general se articula en
cuatro objetivos científicos para MSL (entre comillas nuestra
traducción de los objetivos oficiales marcados por la NASA):
a) “Evaluar el potencial biológico
de al menos una ambiente objetivo mediante la determinación de la
naturaleza y el inventario de compuestos de carbono, buscando
específicamente los relacionados con la vida (según la hipótesis
terráquea de que la vida se basa en carbono) e identificando las
características que podrían registrar las acciones de los procesos
biológicamente relevantes”. Es decir, se va a detectar y
cuantificar cualquier molécula orgánica, sobre todo las complejas y
las que podrían ser consecuencia de procesos metabólicos, como el
metano.
b) “Caracterizar la geología del
terreno del rover en todas
las escalas espaciales apropiadas investigando la composición
mineralógica, química e isotópica de la superficie y cercana a la
superficie e interpretar los procesos que han formado las rocas y los
suelos”. Esto es, análisis químico inorgánico exhaustivo.
c)
“Investigar los procesos planetarios de relevancia para la
habitabilidad pasada (incluyendo el papel del agua) mediante la
evaluación de la evolución atmosférica a largo plazo y la
determinación del estado actual, distribución y ciclos del agua y
el dióxido de carbono”. Muy llamativamente no se menciona el
metano.
d) “Caracterizar el espectro completo
de la radiación en superficie, incluyendo la radiación cósmica
galáctica, los sucesos de protones solares y los neutrones
secundarios”
Si nos
damos cuenta a) y b) se resumen en análisis químico cualitativo y
cuantitativo completo del suelo y la atmósfera en, al menos, el
lugar de amartizaje; d) es lo mismo pero de la radiación. Finalmente
c) es registrar los datos de una estación meteorológica. No existe
pues ningún experimento directamente biológico destinado a detectar
vida. Como decíamos más arriba sólo se va a investigar si Marte
fue habitable (según ciertas hipótesis) o lo es hoy día. Si hay
microbios en el lugar de aterrizaje Curiosity no los detectará.
Pero,
¿por qué estos objetivos y no otros?¿Por qué no se incluye ningún
experimento directamente diseñado para detectar vida? La respuesta
corta es por la historia de la exploración de Marte y porque la NASA
no se puede permitir crear falsas expectativas.
Sigue al agua
La hipótesis de que en Marte hay o hubo vida viene de lejos. Una
idea es que como Marte es más pequeño que la Tierra se enfrió
antes y, probablemente, habría podido tener un ambiente compatible
con la vida mucho antes. Por tanto, cabe la posibilidad de que la
vida empezase allí y que los impactos de asteroides arrancasen
trozos de marte que contenían microbios que terminaron llegando a la
Tierra en forma de meteoritos, sembrando la vida. En otras palabras,
descenderíamos de marcianos.
Teorías como esta y otras por el estilo, así como las presuntas
observaciones de canales, etc., dispararon la imaginación de
científicos y literatos sobre la existencia de algo más que simple
vida en Marte.
Pero cuando el Mariner 4, la primera sonda espacial que pasó
cerca de Marte en 1965, mandó fotos de desiertos yermos sólo
salpicados por rocas, los ánimos comenzaron a enfriarse.
Posteriormente las Viking aterrizaron en la superficie del planeta y
realizaron experimentos diseñados espacíficamente para la detección
de vida, con resultados negativos. En 1976 a Marte se le daba ya por
muerto y la enorme inversión en estas dos misiones Viking y las
expectativas defraudadas crearon una enorme decepción en el público y en el gobierno de los Estados Unidos.
A partir de ese momento la NASA ya no jugó tanto con el concepto
de vida en Marte y en vez de ello se embarcó en una campaña
metódica de exploración de la historia geológica y el clima del
planeta. Aunque Marte hoy día parezca seco y frío, lo que se dice
muerto, señales geológicas como rieras, lechos lacustres secos y
cañones gigantescos apuntan a un pasado en el que el agua corría
por la superficie. El lema “sigue al agua” se convirtió en el
principio rector de la exploración. Los dos últimos rovers de la
NASA, Spirit y Opportunity, encontraron pruebas convincentes de que hubo ambientes habitables en el pasado de Marte. El
objetivo de Curiosity es dar un paso más y buscar moléculas basadas
en carbono, incluyendo metano, como posibles bases de una vida
pasada. Suponiendo que ésta se basase en carbono, claro está.
Una actitud conservadora si se quiere, pero es que los datos
disponibles no permiten arriesgar más. No cuando el presupuesto
pende de un hilo y defraudar al contribuyente norteamericano puede
significar la cancelación de programas completos.
Indicios no son pruebas
Imagenes orbitales recientes indicarían que el agua podría estar
fluyendo ocasionalmente en la superficie de Marte. Nuevos hallazgos
realizados en la Tierra acerca de cómo la vida puede florecer en
ambientes aparentemente hostiles, como en la oscuridad de las aguas
cercanas a las fumarolas volcánicas submarinas, ayudan a que los
científicos sean más abiertos a la hora de considerar la posible
pervivencia de la vida en Marte. Pero estos son indicios
circunstanciales, no pruebas.
Las pruebas directas existen pero son, cuando menos,
controvertidas. Así en 1996, un equipo de científicos de la NASA
anunció que había encontrado microbios fosilizados en un meteorito
marciano que había impactado en la Antártida. Esta conclusión fue
discutida inmediatamente por otros grupos de investigadores y aún
hoy se sigue discutiendo casi tanto como la presencia de metano en
Marte. La irregularidad de la presencia de metano en el planeta
podría ser un indicio de la existencia de agua líquida subterránea
o vida, pero aún se discute si la detección es fiable.
Los éxitos de Spirit y Opportunity han permitido que Curiosity
esté de viaje ahora mismo. Pero el reciente fracaso de Phobos-Grunt
no ayuda precisamente a que los dos próximos lander,
proyectos conjuntos NASA-ESA
previstos inicialmente para 2016 y 2018, salgan adelante. De hecho,
el gobierno Obama está seriamente considerando cancelarlos. La
posibilidad de saber si existe vida en Marte puede que tenga que
esperar todavía muchos años.
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