Por si la mecánica cuántica no fuera
de por sí algo bastante complejo, además puede expresarse
matemáticamente de dos formas. La que se suele usar hoy día y con
la que el lector probablemente esté algo familiarizado es la que se
basa en la función de onda descrita por la ecuación de
Schrödinger. Ésta se publicó en 1926 mientras que en 1925 apareció
la mecánica matricial de Heisenberg, Born y Jordan; ambas son
equivalentes. La formulación matricial se denomina así porque
describe las propiedades físicas de las partículas como matrices
que evolucionan con el tiempo. Sin embargo, la función de onda
describe el sistema en su conjunto; pero no sólo eso, es, además,
la descripción más completa que puede darse de un sistema físico.
Y esto tiene obvias implicaciones meta-físicas.
El comportamiento futuro de un sistema
puede predecirse empleando la función de onda que lo describe
(complejidad de cálculo aparte), pero sólo con cierta probabilidad.
Esta naturaleza intrínsecamente probabilística de la teoría
cuántica se diferencia de la certeza con la que los físicos pueden
describir el mundo clásico, lo que lleva a un debate casi centenario
sobre la interpretación de la función de onda: ¿representa una
realidad objetiva o solamente el conocimiento subjetivo de un
observador? En un artículo [1] que aparece en Physical Review
Letters, Roger Colbeck, del Instituto Perimeter (Canadá) y
Renato Renner, del Politécnico de Zúrich (Suiza), presentan un
argumento claramente a favor de la realidad objetiva de la función
de onda que podría contribuir a una mejor comprensión del
significado de la mecánica cuántica.
Intentemos formular algo más claramente las interpretaciones
alternativas de la función de onda antes de describir el trabajo de
Colbeck y Renner. Para ello nos será útil aquello de “si un árbol
cae en el bosque, ¿hace ruido si no hay nadie escuchándolo?”. En
la primera interpretación la función de onda corresponde a un
elemento de la realidad que existe objetivamente, esté un observador
midiéndolo o no, esto es, el árbol al caer hace ruido lo oiga
alguien o no.
Por otro lado, una interpretación alternativa afirma que la
función de onda no representa la realidad sino el estado subjetivo
de conocimiento de un observador acerca de una realidad subyacente.
Así, en 1927, Niels Bohr y Werner Heisenberg, entre otros, abogaron
por la denominada interpretación de Copenhague, según la cual la
función de onda no es más que una probabilidad matemática que
adquiere un sólo valor justo en el momento en el que un observador
mide el sistema provocando con ello el colapso de la función de
onda. Es decir, sólo si hay alguien que pueda oír hará el árbol
ruido; si no hay nadie se mantiene una superposición de estados,
ruido y silencio.
Finalmente, una tercera interpretación, niega la mayor y afirma
que la función de onda no da una descripción física completa de la
realidad y viene a señalar que la mecánica cuántica está
incompleta. Este punto de vista corresponde a Einstein, Podolsky y
Rosen y afirma que el mero planteamiento del problema del árbol en
el bosque no tiene sentido en esos términos.
Colbeck y Renner argumentan a favor de la idea de que la función
de onda de un sistema cuántico describe la realidad misma, no
simplemente la falta de conocimiento de un físico sobre ella. De
hecho, en el artículo que nos ocupa llegan a la conclusión de que
la función de onda de un sistema cuántico posee una correspondencia
uno a uno con los “elementos de la realidad”, es decir, las
variables que describen el comportamiento del sistema. Para llegar a
este resultado sólo asumen que las disposiciones de las mediciones
se pueden elegir libremente y que la teoría cuántica proporciona
predicciones estadísticas correctas, ambas afirmaciones falsables
experimentalmente e implícitas en la investigación física.
A la hora de llegar a sus conclusiones los autores parecen, al
menos a nosotros nos lo parece, violar el teorema de Cantor, que
establece que no existe biyección entre el conjunto potencia de un
conjunto y el propio conjunto. Efectivamente, los autores afirman,
por una parte, que cualquier información contenida en la lista
completa de los elementos de realidad del sistema (la lista se dice
que es completa si contiene todas las predicciones posibles acerca de
los resultados de un experimento llevado a cabo en el sistema) ya
está contenida en la función de onda del sistema. Dicho de otra
manera, la función de onda incluye todos los elementos de realidad.
Pero, por otro lado, Colbeck y Renner afirman que la lista de
elementos de realidad incluye la propia función de onda. A partir de
estas dos afirmaciones los autores concluyen que la función de onda
está en una correlación uno a uno con sus elementos de realidad, a
pesar de la distinta cardinalidad. Esta correlación, biunívoca
según los autores, implicaría además que la teoría cuántica es
completa.
Sin embargo, si la lógica fuese consistente (ya lo determinarán
los expertos), la única asunción real es que un experimentador
pueda, en principio, elegir los experimentos que quiere llevar a
cabo. Dicho de otra forma, si se acepta que existe esta libertad de
elección entonces la función de onda describe la realidad
necesariamente. Démonos cuenta de que entramos en un bucle: para
determinar si existe libertad de elección tenemos que conocer la
naturaleza de la realidad, pero para poder conocer ésta tenemos que
admitir a priori que existe libertad de elección, lo que
tiene que ser demostrado.
Recientemente otros autores han apoyado la idea de la función de
onda como representación completa de la realidad a partir de
razonamientos diferentes. Así, Pusey, Barrett y Rudolph [2]
argumentan que la interpretación subjetiva de la función de onda
contradice asunciones plausibles de la mecánica cuántica, como que
los sistemas múltiples pueden disponerse de tal manera que los
elementos de realidad no estén correlacionados o, dicho de otra
manera, que dos partes de un sistema pueden ajustarse
independientemente de tal manera que los valores de las variables que
los describen no se hayan influido entre sí.
En cualquier caso hay algo que no debemos olvidar: incluso si
conociésemos la función de onda de un sistema y, por tanto, su
realidad, su comportamiento futuro seguiría sin poder predecirse con
certidumbre. El azar sigue siendo inherente a nuestro conocimiento de
la naturaleza. Más sobre esto en El Universo es como un gato: determinismo y teorías físicas.
Referencias:
[1] Colbeck, R., & Renner, R. (2012). Is a System’s Wave Function in One-to-One Correspondence with Its Elements of Reality? Physical Review Letters, 108 (15) DOI: 10.1103/PhysRevLett.108.150402
[2] Matthew F. Pusey, Jonathan Barrett, & Terry Rudolph (2011). The quantum state cannot be interpreted statistically [Not published in a peer-reviewed journal] arXiv: 1111.3328v1
[2] Matthew F. Pusey, Jonathan Barrett, & Terry Rudolph (2011). The quantum state cannot be interpreted statistically [Not published in a peer-reviewed journal] arXiv: 1111.3328v1
Leer al respecto el artículo "El entrelazamiento cuántico: una consecuencia de la extraña realidad de las onda probabilísticas" en el Blog Simbiotica. (http://simbiotica.wordpress.com/)
ResponderEliminarSaludos:
Alejandro Álvarez
Leer al respecto el Artículo del Blog Simbiotica (http://simbiotica.wordpress.com/)titulado: "El entrelazamiento cuántico: una consecuencia de la extraña realidad de las ondas probabilísticas".
ResponderEliminarSaludos:
Alejandro Álvarez