Dice el refrán español que el gato
escaldado del agua fría huye. Cuando se han gastado barbaridades de
dinero en instalaciones e infrestructuras de investigación, en
parques tecnológicos de diseño para los que no hay empresas
tecnológicas que los ocupen y se convierten en polígonos
industriales pijos, ahora se recorta en lo verdaderamente necesario:
los fondos que permitirán la existencia, no de una, sino de las dos
próximas generaciones de investigadores en España.
No es un hecho psicológico nuevo que
las personas leamos los datos no como objetivamente son, sino con las
gafas de nuestra ideología. El hecho cierto, que yo entiendo
objetivo, es que recortar en la inversión en ciencia hipoteca el
futuro de España más allá de lo imaginable.
Conseguir que esta idea cale, que
estamos hipotecando el futuro del país de mala manera, se enfrenta a
otro sesgo cognitivo: la mayoría de las personas no ven más allá
del corto plazo. Además, la opinión liberal es que ahí está la
iniciativa privada y eso, en este país, sede de la cultura
dicotómica del pelotazo/funcionario, es una utopía, salvo honrosas
excepciones.
No voy a entrar en explicar por qué
son tan importantes los investigadores; a quien tenga verdadero
interés le invito a que lea cualquier texto de historia económica.
Solo quiero dejar constancia que, siendo los recortes y las subidas de impuestos comprensibles en general, en ciencia son un error mayúsculo. Y, para
que conste, yo no vivo de los presupuestos del estado (siempre he
trabajado en la empresa privada).
Finalmente, no me resisto a dejaros con
una pequeña historia, convenientemente alejada en el espaciotiempo,
que yo, en mi ingenuidad, considero tan relevante como ilustrativa.
Peces por Principios
De Historia Piscium (DHP) fue un
trabajo que comenzó Francis Willughby (1635-1672) y que terminó
John Ray (1627-1705) y que se imprimió con el apoyo financiero de la
Royal Society en 1686. El texto y las ilustraciones de DHP reflejan
el espíritu del siglo XVII: el estudio de la naturaleza por parte de
Ray era un elemento más de la obra de su dios, como lo era su
búsqueda del conocimiento y el lenguaje perdidos a consecuencia del
pecado original (Adán, Eva, la serpiente y la manzana, para los
despistados). El apoyo de la Royal Society venía por el interés de
ésta en reformar la historia natural de los peces.
La academia científica más antigua
del mundo, fundada en 1660, casi quiebra a consecuencia de la
publicación de DHP. Su presidente, Samuel Pepys, marino, apoyó el
proyecto de Ray completamente y no escatimó en gastos,
principalmente en las ilustraciones, de altisima calidad y
correspondiente precio. DHP no se vendió como estaba previsto y
aquello fue la ruina: no quedó dinero para ningún otro proyecto.
El primer proyecto en sufrir los
recortes fue la publicación de un libro titulado Philosphiae
Naturalis Principia Mathematica,
más conocido como los Principia
de Isaac Newton. Probablemente el libro más importante en la
historia de la física y quizás de toda la ciencia: en él se
describían las leyes del movimiento y la gravedad.
Un empleado de la Royal Society,
consciente de la importancia del texto, decidió financiarlo él
mismo. Los Principia se publicaban en 1687 con el aporte
económico de Edmund Halley, famoso por el cometa que lleva su
nombre. Ello fue posible por la fortuna personal de Halley, adquirida
por su padre con una fábrica de jabón.
Pero la Royal Society seguía con la
política de recortes de Sam Pepys y, tras la publicación de los
Principia, el señor Halley fue informado de que la sociedad
no se podía permitir seguir pagándole su sueldo anual de 50 libras.
Como compensación recibiría su contravalor en ejemplares de DHP.
El nombre de Sam Pepys, como cargo
político, lo podéis encontrar tanto en la ilustración de
DHP que abre este texto como en la portada de los Principia. A buen
entendedor...
Es verdad que sin ciencia no puede haber una sociedad próspera, moderna y desarrollada. Pero también es igualmente verdad que sin ética no puede haber una sociedad justa. Y lo primero no es más importante que lo segundo.
ResponderEliminarhttp://www.cienciasinvictimas.org/
Un saludo.
¿Cual es la moraleja exactamente? ¿Que al final el inversor privado-mecenas es el que salva a la ciencia? ¿Que no hay que publicar libros de peces? ¿Que la física es más importante que la biología?¿Que en ciencia sí hay que reparar en gastos?
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