Hay animales que parecen de otro mundo, por lo diferente de sus
adaptaciones al medio. En la rata topo desnuda (Heterocephalus
glaber) confluyen multitud de características que la hacen
única: su aspecto, su extrema longevidad, su alta resistencia al
cáncer o su capacidad de vivir en hipoxia, son algunos. Las ratas
topo desnudas son capaces de sobrevivir, además, en entornos que
otros mamíferos, incluidos los humanos, encontrarían intolerables.
Pamela LaVinka y Thomas Park, de la Universidad de Illinois (EE.UU.),
publican en PloS ONE los resultados de un estudio en el que se
explora el mecanismo por el que las ratas son capaces de soportar la
exposición a vapores ácidos sin experimentar dolor. Una adaptación
tan peculiar permitirá comprender mejor los mecanismos del dolor en
general.
Las H. glaber viven en colonias subterráneas de entre 30 y
200 individuos muy organizadas (véase el vídeo abajo) en el este de
África. En estas colonias los niveles de dióxido de carbono
aumentan hasta niveles que serían tóxicos para otros mamíferos, y
la combinación con la humedad convierte el aire en una mezcla ácida.
Buena parte del dolor persistente de una herida, por ejemplo, está
causado por la acidificación del tejido dañado. El estudio de un
animal que no siente dolor en un entorno ácido, y que incluso
prolifera en él, podría llevar al descubrimiento de nuevos
tratamientos para el alivio del dolor.
En las narices y hocicos de los mamíferos existen fibras
nerviosas especializadas que se activan por la exposición a vapores
ácidos y que, en última instancia activa el núcleo trigémino en
el encéfalo lo que, a su vez, provoca respuestas fisiológicas y de
conducta para proteger al animal: segregación de moco, frotarse la
nariz y retirarse para evitar los vapores ácidos, son las más comunes.
LaVinka y Park colocaron ejemplares de H. glaber en un
sistema de jaulas en el que había vapores ácidos (de ácido
acético) en algunas zonas. A los animales se les permitía moverse
libremente por el sistema y se medía el tiempo que pasaban en cada
zona. Su comportamiento se comparó con el de otra especie de rata
topo (Fumokys damarensis), ratas de laboratorio
(Sprague-Dawley y Long-Evans) y ratones (C57BL/6).
Las H. glaber pasaron tanto tiempo en las zonas con vapores
ácidos como en las demás mientras la concentración de vapores no
superó el 20%; evitaron las zonas ácidas en concentraciones del
50%. Todas las especies control evitaron las zonas ácidas.
La cuestión era, ¿llegaba la señal de acidez al encéfalo en H.
glaber? Para determinarlo los investigadores estimularon a las
ratas con vapores ácidos al 20% y después midieron la expresión de
una proteína, c-Fos, que es un indicador indirecto de la actividad a
la que está sometido un nervio. En H. glaber no se encontró
actividad en el núcleo trigémino, mientras que en los animales de
control esta parte del encéfalo estaba muy estimulada. Análisis
posteriores determinaron que ni siquiera la exposición al 50%
estimulaba esta vía en H. glaber, y que en su comportamiento
de evitar zonas con ese nivel de acidez influyese el olfato.
Por tanto, las ratas topo desnudas tienen alteraciones genéticas
que modifican lo que en otras especies es la percepción del dolor
vía el nervio trigémino, lo que es consistente con su adaptación a
vivir en entornos permanentemente ácidos. Un resultado muy
interesante, de un animal sorprendente, y que abre líneas de
investigación muy prometedoras.
Información relacionada: El secreto de las ratas topo desnudas
Esta entrada es una participación de Experientia docet en la XVI Edición del Carnaval de Biología que acoge El blog falsable.
Referencia:
LaVinka PC, Park TJ (2012) Blunted Behavioral and C Fos Responses to Acidic Fumes in the African Naked Mole-Rat. PLoS ONE 7(9): e45060. doi:10.1371/journal.pone.0045060
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