Para no perder la costumbre, siguen
apareciendo muchas noticias sobre el alzhéimer: diagnóstico precoz,
prevención, tratamientos sintomáticos, vacunas. Uno puede tener la
sensación de que estamos avanzando rápidamente en encontrar una
solución, pero es sólo eso, una ilusión. Los datos básicos sobre
la enfermedad se mantienen prácticamente inalterados desde que
escribimos La incómoda verdad sobre la enfermedad de Alzheimer hace
ahora algo más de dos años. En lo que sigue repasamos brevemente el
estado de algunas cuestiones.
La enfermedad de Alzheimer es la causa
de dos tercios de los casos de demencia y la padecen una de cada 200
personas. Conforme la población mundial crece y envejece encontrar
una cura, una vacuna, algo que la ralentice se está convirtiendo en
una necesidad imperiosa, no ya para las personas que la padezcan sino
para la sociedad en su conjunto. Las consecuencias que la aparición
de un caso tiene en el entorno familiar, más allá de lo emocional,
en lo económico, tiene efectos multiplicados en las arcas estatales.
Ensayo y error
El mes pasado Eli Lilly , Pfizer y Johnson & Johnson paralizaron los ensayos de terapias en las que se tenían puestas
muchas esperanzas, tras fracasar en la tercera fase de las pruebas
clínicas. Los fármacos, que se centraban en la reducción de la
beta amiloide, no paliaban los síntomas de la enfermedad.
A los remedios naturales no les va
mejor cuando se hacen ensayos serios. El pasado 6 de septiembre se
publicaban los resultados de un estudio [*] comenzado hace 10 años
sobre los efectos en la prevención del alzhéimer del extracto de
ginkgo biloba. Las conclusiones no pueden ser más claras: el uso a
largo plazo del extracto estandarizado tuvo efectos indiscernibles
del placebo, es decir, no hace nada.
Lo que debemos tener claro es que si de
todos estos ensayos, y hay aproximadamente 150 que están en
ejecución en el mundo, alguno funcionase, sería como la flauta que
hizo sonar el burro. Debido al atractivo económico que supone
encontrar un remedio, las empresas farmacéuticas están gastando su
dinero en investigaciones guiadas por el ensayo y error. Sus
departamentos de márketing recuperan parte de la inversión
publicitando estos ensayos, que son amplificados por los medios de
comunicación, convirtiéndolos en imagen de marca.
Démonos cuenta de que no sabemos si
las placas de beta amiloide son las causantes de la enfermedad, lo que no parece
lógico (la causa sería lo que provoca su aparición), o son sólo
un síntoma. Tampoco está claro el papel de las proteínas tau. En
definitiva, desconocemos el mecanismo que desencadena la enfermedad
en primer lugar y el que regula su evolución posterior. Así de
claro y contundente. Esto explica que los fármacos existentes palíen
los síntomas de la enfermedad pero no consigan detener su avance.
La clave: la investigación básica
Y esto, ¿por qué? Se preguntan
muchos. ¿Por qué la ciencia no encuentra una solución rápidamente
como en las películas? Por los intereses de las farmacéuticas dirán
algunos. Y no, esto no es así. Desde el punto de vista económico lo
rentable es conseguir una cura, para que cada vez más gente la
consuma, viva más y consuma más medicamentos. El verdadero motivo
es la naturaleza de la propia enfermedad.
Las características de la enfermedad
de Alzheimer hacen que sea un enigma muy difícil de resolver. Y el
principal obstáculo es el tiempo, ya que es casi
imposible de reproducir en modelos de laboratorio, lo que aceleraría
muchísimo la investigación de ser posible. Por lo tanto hay que estudiarla en
humanos, donde progresa muy lentamente. Tan lentamente que puede haber
empezado 15 años antes de que la persona que la sufre presente
síntomas. Yo podría tener alzhéimer ahora mismo, ya que he entrado
en la zona de riesgo (45), y no tener ninguna señal de ello; con
todo, la edad típica para presentar síntomas ronda los 70. Así
que, cuando estas personas están disponibles para la investigación
clínica, los investigadores sólo pueden examinar una enfermedad que
lleva en evolución más de una década, y que ya ha provocado la
muerte de neuronas.
Por eso el desarrollo de diagnósticos
precoces es tan importante. Recientemente se han publicado ensayos
muy sencillos relacionados con la movilidad de ojos o la calidad del
sueño que podrían ser utilizados como pruebas precoces de la
aparición de la enfermedad.
Pero la cosa es aún más complicada.
Existe un porcentaje pequeño de personas, más mujeres que varones,
en el que existe una predisposición genética al Alzheimer (ya
hablamos de esto en el artículo de 2010). Una historia familiar en
la que la enfermedad esté presente dispara el riesgo. Pero no está
claro cuál es el papel de la genética en general en la aparición
de la enfermedad.
Ni siquiera sabemos si existe más de un tipo
de alzhéimer. Hay estudios que sugieren que las medidas higiénicas
preventivas (vida saludable e intelectualmente activa) retrasarían
la aparición del alzhéimer, pero sólo en personas que no tengan
predisposición genética.
Visto lo anterior, se plantean dos
posibles evoluciones de los acontecimientos: o bien una farmacéutica
encuentra la piedra filosofal por casualidad, o bien se desaniman y
deciden que ya no pueden seguir gastando burradas de dinero a ciegas.
La probabilidad, me temo, juega a favor de la segunda. Esto significa
que sólo la investigación básica podrá encontrar la clave a la
solución al problema. Lo que lo reduce a una cuestión temporal y
económica, en la que los gobiernos, como principales concernidos,
tienen mucho que decir. A los que tenemos el riesgo genético sólo nos queda esperar que no empleen demasiadas décadas.
Buenos días, a mi modo de ver, encontrar una cura para el Alzheimer una vez diagnosticado con las técnicas actuales sería como conseguir regeneración de un miembro tras una amputación, y lograr definir mecanismos de prevención, como hallar un modo de evitar la flacidez de la piel. No digo que sea imposible, pero sí creo que la ciencia está todavía lejos de poder llegar a éso. Por esta razón no puedo estar más de acuerdo en que el camino a la solución pasa por la investigación básica. Tal vez ya lo conozcas, pero me tomo la libertad de sugerirte un artículo que puede interesarte: "Defining Alzheimer as a common age-related neurodegenerative process not inevitably leading to dementia" Progress in Neurobiology, Volume 97, Issue 1, April 2012, Pages 38-51. Buena suerte y gracias por éste blogg
ResponderEliminarPues parece que hay algunos avances serios en la comprensión de la enfermedad de Alzheimer.
ResponderEliminarVide: http://ahombrosdepequesgigans.blogspot.com.es/#!/2012/07/mas-cerca-de-la-compresion-del-alzheimer_23.html
Ver artículo original y referencias
Saludos
@ tito Gracias, lo leeré.
ResponderEliminar@ José Manuel Que se está investigando sobre el alzhéimer es indiscutible. Calificar un estudio sobre los efectos neurotóxicos de la proteína tau en la neurona del calamar como avance serio me parece, cuanto menos, exagerado. ¿Sabemos si la proteína tau es la causante del alzhéimer o es sólo uno de sus mecanismos de acción? No ¿Es exportable lo que ocurra en una neurona de calamar en un laboratorio a un cerebro humano activo? Pues no lo sabemos; la probabilidad se inclina hacia el no. ¿Una sustancia es capaz de compensar el efecto tóxico? Los más de 150 ensayos en ejecución clínica actualmente se basan en descubrimientos similares.
Ese estudio, por tanto, es un dato más dentro de la miríada de ellos que existen. Si es trascendente o no lo sabremos dentro de bastante tiempo.
Gracias a ambos por comentar.
Éste es probablemente uno de los mayores retos de la medicina de este siglo. Lo último que leí es que se pensaba que el origen podría estar en una desregulación de la microglía... Con lo que al complicado mundo de la neurociencia le tienes que añadir el de la inmunología... Y luego están todos esos cabos sueltos: ¿existe la neurogénesis en el adulto en humanos? ¿Por qué su afectación en el hipocampo es de los primeros signos del Alzheimer? ¿Por qué la diabetes es un factor de riesgo? ¿Qué mecanismos moleculares pueden estar implicados? ¿Será cierto eso de que los AINES (aintiinflamatorios no esteroideos) previenen el Alzheimer? ¿A qué podría deberse? ¿Tendría relación con lo de los microgliocitos? Todo en el aire.
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