jueves, 4 de octubre de 2012

Te pueden hipnotizar sólo si estás neurológicamente predispuesto a ello.

No mires la imagen fijamente mucho rato. Y no, no se mueve, eres tú.




La hipnosis es un fenómeno muy llamativo. Quizás porque, aparte de sus aplicaciones clínicas, nos sugiera la posibilidad de tener el control absoluto sobre la voluntad de otra persona. En este sentido ha aparecido en novelas, películas o dibujos animados y se usa como espectáculo en teatros, circos y televisiones. Lo que poca gente sabe es que antes de un espectáculo de hipnosis, el hipnotizador, si no quiere hacer el ridículo, debe asegurarse de que los sujetos son susceptibles de ser hipnotizados. Esto es así porque aproximadamente un 25% de la población general no es hipnotizable: el hipnotizador debe pues realizar ensayos previos con los voluntarios si no quiere llevarse un chasco.

Pero, ¿en qué se diferencia una persona hipnotizable de otra que no lo es? La variación se ha atribuido tradicionalmente a la personalidad influenciable de los sujetos. Otra opción es que se trate de un rasgo neurológico, algo que es diferente en el encéfalo, y ahora un grupo de investigadores, encabezado por Fumiko Hoeft, de la Universidad de Stanford (EE.UU.), habría confirmado esta hipótesis. Los resultados se publican en Archives of General Psychiatry.

En el estudio se han empleado datos obtenidos a partir de imágenes por resonancia magnética estructural (MRI) y funcional (fMRI). Su análisis ha puesto de manifiesto que las personas no hipnotizables presentarían menos actividad en las áreas relacionadas con el control ejecutivo y la atención. Pero vayamos por partes.

La hipnosis se suele describir como un estado parecido al sueño sólo superficialmente, con características fisiológicas propias, en el que una persona ve incrementadas superlativamente su concentración y su focalización, por lo que se considera una alteración del estado de consciencia. Se ha demostrado que ayuda a mejorar el control encefálico sobre las sensaciones y el comportamiento (este aspecto es el usado en los espectáculos), y se ha empleado clínicamente para ayudar a pacientes con dolor (es conocida la anécdota de que Ramón y Cajal hipnotizaba a su mujer en los partos), para controlar el estrés y la ansiedad y para combatir fobias.

Para el estudio que nos ocupa los autores realizaron escáneres MRI y fMRI a los encéfalos de 12 adultos que previamente se había comprobado que eran muy hipnotizables y a otros 12 con baja hipnotizabilidad.
Los investigadores se centraron en el análisis de la actividad de tres redes neuronales concretas: la que podemos llamar red por defecto, que es la red que se usa cuando el cerebro no está haciendo nada a nivel consciente (soñar despierto, si acaso); la red del control ejecutivo, la que se activa en la toma de decisiones; y la red de relevancia, implicada en decidir que algo es más importante que otra cosa.

Los resultados son claros: en los cerebros del grupo altamente hipnotizable el córtex prefrontal dorsolateral izquierdo, un área de control ejecutivo, parece activarse a la vez que lo hace el córtex cingulado dorsal anterior, que es parte de la red de relevancia y participa en la focalización de la atención. Por contra, parece haber poca conectividad funcional entre estas dos áreas en las personas poco hipnotizables. En ambos grupos no había diferencias relevantes en la actividad de la red por defecto.

Esto es, el resultado viene a confirmar que la hipnotazibilidad tiene menos que ver con la personalidad que con el estilo cognitivo. Estaríamos delante de un rasgo neurológico.

Hasta aquí el estudio. Ahora bien, a nivel personal, no entiendo por qué los autores no dan el siguiente paso lógico: reclutar a una veintena de voluntarios sanos al azar, realizarles escáneres y determinar cuáles son hipnotizables y cuáles no en función de los resultados, comprobándolo después. Ratificaría una correlación con una diferencia de señal, por lo demás muy clara, y aumentaría la relevancia estadística.

El siguiente paso es también lógico, cómo cambia la activación encefálica durante la hipnosis. Este sí lo anuncian los autores para próximos trabajos.

Ni que decir tiene que una mejor comprensión de los mecanismos subyacentes redundará en un mejor y más amplio uso de la hipnosis en entornos clínicos.

Referencia:

Hoeft F, Gabrieli JD, Whitfield-Gabrieli S, Haas BW, Bammer R, Menon V, & Spiegel D (2012). Functional Brain Basis of Hypnotizability. Archives of general psychiatry, 69 (10), 1064-1072 PMID: 23026956

2 comentarios:

Jeibros dijo...

A mí lo que me llama la atención es que la revista sea de psiquatría y no de neurología. Yo era muy escéptico respecto a este fenómeno.

Javier dijo...

Yo no veo moverse la imagen de cabecera. ¿Mi cerebro es normal? XD

No. De verdad no la veo moverse. Tan solo me resulta algo molesto verla, y me pasa con alguna que otra imagen de ilusión óptica que "se supone" debo ver moverse. :S