En los últimos años la investigación científica
seria ha demostrado que aquellos que experimentan frecuentemente
emociones positivas viven más y con más salud: tienen menos ataques
cardíacos o menos resfriados, por ejemplo. Pero la razón de que
esto ocurra aún no se conoce del todo.
Un equipo de investigadores encabezado por Bethany
Kok, actualmente en el Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas
Humanas (Alemania), ha realizado un estudio [1], cuyos resultados
aparecerán en Psychological Science, en el que ha encontrado
cómo las emociones positivas alteran la biología del individuo y a
la inversa, creando un círculo virtuoso.
Los investigadores se centraron en el nervio vago.
Este nervio (que vemos en la imagen tomada de la Anatomía de
Grey) comienza en el encéfalo y llega con numerosas ramificaciones a
distintos órganos torácicos y abdominales, incluyendo el estómago
y el corazón. Tiene como misión enviar señales que ralentizan la
actividad de estos órganos en momentos de calma y seguridad.
Para saber lo bien que el nervio vago está
funcionando basta con medir el ritmo cardíaco al respirar. Un
funcionamiento sano del nervio se refleja en un sutil incremento del
ritmo cardíaco al inspirar, y una sutil disminución al espirar. La
diferencia de ritmo da lugar a un índice de tono vagal, y el valor
de este índice se sabe que está relacionado con la salud. Los
valores bajos, por ejemplo, se han relacionado con la inflamación y
los ataques cardíacos.
Sin embargo, en lo que se han centrado Kok et al. es
en datos recientes que indican que las personas con alto tono vagal
son mejores a la hora de impedir que las malas sensaciones tomen el
control. Estas personas también muestran emociones más positivas en
general. En un estudio preliminar realizado por los mismos autores en
2010 [2] se demostró que el tono vagal de los que experimentan
emociones positivas durante un periodo de tiempo aumenta. ¿Sería
posible entonces que el tono vagal y las emociones positivas sean
parte de un circulo virtuoso? Para averiguarlo reclutaron a 65
personas de entre el personal de la Universidad de Carolina del Norte
en Chapel Hill.
Los investigadores midieron los tonos vagales de los
voluntarios al comienzo del experimento y a su conclusión nueve
semanas mas tarde. Durante ese tiempo los voluntarios tenían que
acceder todas las noches a una página web especialmente diseñada y
evaluar las experiencias emocionales más fuertes del día, entre
ellas nueve positivas (alegría, amor, etc.) y once negativas
(aburrimiento, ira, repugnancia, etc.). Además, a la mitad de los
participantes, escogidos al azar, se les incitó a asistir a una
serie de talleres en los que aprendieron una técnica de meditación
cuyo fin es provocar en el sujeto una sensación de bienestar consigo
mismo y con los demás. A este grupo se le alentaba a que meditase
diariamente y a informar del tiempo diario empleado en ello.
Los resultados indicarían que el tono vagal se
incrementa significativamente en las personas que meditaron, y
prácticamente nada en los que no lo hicieron. Entre los que
meditaron aquellos que comenzaron el experimento con el tono vagal
más alto informaron de los mayores incrementos en sus emociones
positivas. Los que meditaron que comenzaron con los niveles más
bajos de tono vagal no experimentaron prácticamente ningún
incremento.
Tomados en conjunto, estos datos apuntan a que un
tono vagal alto haría más fácil generar emociones positivas y que
esto, a cambio, subiría todavía más el tono vagal. Es literalmente
un círculo virtuoso. Lo que es una buena noticia para los que son
emocionalmente positivos, pero malo para los emocionalmente
negativos, ya que implica que aquellos que más necesitan un empujón
psicosomático serían incapaces de generar uno, de esta manera al
menos. Quizás otras técnicas psicológicas puedan generar uno.
Referencias:
[1] Kok, B.E., Coffey, K.A.,
Cohn, M.A., Catalino, L.I., Vacharkulksemsuk, T., Algoe, S.,
Brantley, M. & Fredrickson, B. L. (in press). How positive
emotions build physical health: Perceived positive social connections
account for the upward spiral between positive emotions and vagal
tone.
Psychological Science.
PDF
[2] Kok, B., & Fredrickson, B. (2010). Upward spirals of the heart: Autonomic flexibility, as indexed by vagal tone, reciprocally and prospectively predicts positive emotions and social connectedness
Biological Psychology, 85 (3), 432-436 DOI:
10.1016/j.biopsycho.2010.09.005