Cuando pensamos en el método científico solemos
tener en mente algo parecido al esquema que abre esta anotación. Sin
embargo, a la hora de la verdad, con tantos científicos trabajando
en el mundo, con, literalmente, miles de journals en
circulación, es relativamente frecuente encontrarse con que hay
gente sin escrúpulos capaz de saltarse uno (e incluso varios) de los
pasos descritos arriba. Hay hasta blogs dedicados a recoger las cada
vez más frecuentes retracciones (retirada de artículos
publicados por problemas éticos o metodológicos) que ocurren en
todo tipo de journals, incluidos los más prestigiosos. Podría
argumentarse que la ciencia se termina autocorrigiendo pero, en un
mundo ultraespecializado y de recursos limitados, el tiempo necesario
para que ello ocurra implica unos costes cada vez más inasumibles.
En artículo reciente en The
New Yorker, Gary Marcus, profesor de psicología en la Universidad de Nueva York (EE.UU.),
se hace eco de las propuestas que se publican en el último número
de Perspectives on Psychological Science
para reformar aquellos elementos que están favoreciendo que,
primero, se desvirtúe el método científico y, segundo, se
malgasten los escasos recursos en investigaciones no válidas. Las
medidas que se plantean son las siguientes.
Sigue leyendo en el Cuaderno de Cultura Científica.
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