Cuando Don Roe y John Hickey sobrevolaban con su helicóptero el
valle Wright de la Antártida en 1961 a una temperatura exterior de
30 grados bajo cero, no pudieron creer lo que vieron: un lago de agua
líquida. El lago Don Juan (llamado así en honor a sus
descubridores) es el charco (porque es poco más que un charco) más
increíble del planeta Tierra y podría dar pistas de cómo podría
haber agua líquida en lugares tan fríos y secos como Marte.
El secreto del lago Don Juan para mantenerse líquido es su alta
salinidad, mayor que la de cualquier otra acumulación natural de
agua de la Tierra. Sin embargo, el origen de esta salinidad era un
misterio. Y decimos era porque un estudio encabezado por James
Dickson, de la Universidad de Brown (EE.UU.), y publicado en
Scientific Reports revela de donde saca el Don Juan sus sales.
Los investigadores usaron time-lapses (16.000 fotografías
en 2 meses) y datos meteorológicos para determinar que el origen del
agua no era subterráneo, sino que provenía de la delicuescencia de
las sales presentes en el suelo, es decir, las sales no son aportadas
al lago por una corriente de agua salada, sino que las sales están
presentes en el suelo y toman agua de la atmósfera disolviéndose.
También se detectó otro pequeño aporte de agua proveniente de la
nieve derretida. Todo junto forma un charco capaz de mantenerse
líquido en uno de los lugares más fríos y secos de la Tierra,
basándose en el efecto de reducción de la temperatura de
congelación que supone la presencia de sal en el agua, tan conocido
en las zonas donde nieva habitualmente.
Lo que las imágenes muestran es que los niveles de agua en el
charco se incrementan coincidiendo con los picos de temperatura
diarios, lo que sugiere que el agua viene en parte de la nieve
calentada justo lo suficiente a mediodía para derretirse. Pero el
aporte de agua fresca no explica el alto contenido salino, que es
ocho veces mayor que el del mar Muerto.
La segunda fuente de aportes al lago viene de un canal de sedimento suelto localizado al oeste del charco. Investigaciones anteriores había encontrado que ese sedimento era rico en cloruro cálcico. Para comprobar que efectivamente esta era la fuente los investigadores colocaron una segunda cámara para monitorizar el canal y sincronizaron los datos, al igual que los de la primera cámara, con los datos de las estaciones meteorológicas cercanas.
La segunda fuente de aportes al lago viene de un canal de sedimento suelto localizado al oeste del charco. Investigaciones anteriores había encontrado que ese sedimento era rico en cloruro cálcico. Para comprobar que efectivamente esta era la fuente los investigadores colocaron una segunda cámara para monitorizar el canal y sincronizaron los datos, al igual que los de la primera cámara, con los datos de las estaciones meteorológicas cercanas.
Las imágenes muestran marcas oscuras de humedad que se forman en
el suelo cada vez que aumentaba la humedad relativa del aire. Existen
marcas de agua similares en un precipicio al norte del charco. Lo que
forma estas marcas es las sales del suelo absorbiendo la humedad
disponible en el aire, lo que antes hemos llamado delicuescencia.
Estas sales cargadas de humedad atraviesan el suelo suelto hasta
llegar a la capa de permafrost inferior. Y ahí esperan hasta que un
aumento de temperatura suficiente les permitan usar nieve derretida
para llegar al lago a través del canal.
Estos resultados contradicen la hipótesis predominante desde el
descubrimiento del lago en 1961 que afirmaba que las salmueras tenían
un origen subterráneo.
Los aficionados a la exploración marciana ya habrán asociado las
marcas de agua del lago Don Juan a algunos hallazgos hechos en Marte.
En concreto a marcas oscuras que parecen fluir ladera abajo en
algunos cortados y precipicios. Suelen ocurrir en los mismos lugares
en las mismas épocas del año marciano. Se ha especulado con que
estas marcas podrían ser algún tipo de salmuera fluyendo, la mejor
prueba disponible de la existencia de agua líquida en el Marte
actual.
Los resultados de la investigación en el lago Don Juan refuerzan
esta hipótesis. Se ha visto escarcha en Marte, lo que implica que el
aire contiene al menos algo de humedad. También, como son muy
conscientes los lectores habituales de Experientia docet,
existen sales cloradas en superficie que tendrían una capacidad
delicuescente similar a la observada en la Antártida. Finalmente, el
proceso no necesita agua del subsuelo, lo que elimina este
requerimiento en Marte.
Es más plausible, por tanto, que exista agua líquida en Marte en la actualidad y que la hubiese en el pasado.
Es más plausible, por tanto, que exista agua líquida en Marte en la actualidad y que la hubiese en el pasado.
Esta entrada es una participación de Experientia docet en la XXII Edición del Carnaval de Química que organiza Roskiencia.
Referencia:
Dickson, J., Head, J., Levy, J., & Marchant, D. (2013). Don Juan Pond, Antarctica: Near-surface CaCl2-brine feeding Earth's most saline lake and implications for Mars Scientific Reports, 3 DOI: 10.1038/srep01166
¿Hay vida en el lago?
ResponderEliminarRespondo al Anónimo anterior: según otras fuentes (en especial, la revista Quo), en las primeras expediciones se logró encontrar bacterias, hongos y demás, pero a partir de otras expediciones el nivel del agua ha disminuido y la vida desapareció, pero aún no se sabe el motivo.
ResponderEliminar¡Muy curioso e interesante el post, César!
Un saludo,
Roskiencia.