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Esquema de gradientes redox biológicos terráqueos |
El pasado día 12 saltaba la noticia: “Marte pudo haber
albergado vida alguna vez, según la NASA” (
ABC), “El 'Curiosity'
demuestra que pudo haber vida en Marte” (
Materia), “La NASA
confirma que Marte pudo haber albergado vida” (
Medciencia), son
algunos ejemplos. Si lees estas noticias te darás cuentan de que,
como solemos decir, tocan de oído. Primero porque se quedan con el
chascarrillo de John Grotzinger, director de la misión MSL-Curiosity, en la rueda de prensa: “El agua de Marte del pasado habría sido
potable”; segundo porque confunden churras con merinas o, en este
caso, minerales con elementos químicos: “Entre los minerales
hallados hay azufre, nitrógeno, hidrógeno, oxígeno y fósforo”
y, tercero, porque o no pasan o pasan de puntillas y mal por el
descubrimiento mayor. Para empezar la composición elemental
cualitativa no es una novedad, el que haya arcillas tampoco, ni
siquiera la presencia de agua es algo novedoso. Entonces ¿qué se ha
encontrado realmente que amerite el calificativo de “habitable”
para el Marte del pasado? La respuesta es una palabra no demasiado
habitual al hablar de Marte: un gradiente; para ser exactos, un
gradiente redox. Vamos a ver qué es esto.
Como asumo conocidos los antecedentes, nos concentraremos en lo
que nos interesa ahora. Curiosity taladró una roca en un área
llamada Yellowknife Bay, que parece que es probable que sea la
desembocadura de un antiguo sistema fluvial o bien el lecho de un
lago intermitente. El material triturado del interior de la roca fue
analizado usando varias técnicas, entre ellas difracción de rayos X
de polvo (para los aficionados a la cristalografía, la DRXP de toda
la vida) y cromatografía de gases (para los aficionados a C.S.I., el
aparato objeto de los video-clips musicales de la serie).
El análisis puso de manifiesto que la roca era una lutita (roca
sedimentaria constituida por detritos) de grano fino que contenía
varios minerales ígneos, entre ellos olivino, un silicato de hierro
y magnesio (su nombre viene de su color verde oliva, como bien saben
los visitantes y lugareños de las Islas Canarias, especialmente
Lanzarote). Lo más importante es que aproximadamente un 20% de la
muestra consistía en minerales arcillosos. Las lutitas cambian de
color en función del ambiente en el que estén: son grises, o grises
verdosas, dependiendo de la composición, en ambientes reductores y
rojas o amarillentas en ambientes oxidantes. La muestra era grisácea
por lo que la arcilla detectada es el producto de la reacción de los
detritos ígneos con agua neutra y con bajo contenido en sales (de
aquí lo del “agua potable” de Grotzinger).
Por otra parte la presencia de sulfato de calcio en las muestras
sugiere que el terreno circundante es o neutro o ligeramente
alcalino. Pero hay más indicios de que el entorno no es oxidante en
exceso. Así lo demuestran la existencia del mismo elemento en
distintos estados de oxidación: por ejemplo, el azufre está como
sulfato y como sulfuro. Y esto es lo importante, ya que significa que
en Marte al menos hay un lugar en el que existe un gradiente redox.
Todas las reacciones metabólicas que conocemos son reacciones redox, esto es, de
oxidación-reducción. En otras palabras, cada reacción que produce energía en un ser
vivo requiere de un oxidante (una especie
química capaz de captar electrones) y un reductor (otra especie
capaz de cederlos). A su vez los productos de esta reacción,
oxidados y reducidos, pueden participar en reacciones subsiguientes.
El hecho de que se haya encontrado en Yellowknife Bay elementos en
distintos estados de oxidación a la vez y en el mismo lugar, indica
que podrían existir reacciones que tuviesen a estas especies como
reactivos/productos como parte del metabolismo de una vida microbiana
(de aquí lo de “apto para que vivieran microbios”).
Hasta aquí vemos que el Marte rojo y fuertemente oxidante, con
percloratos que acaban con lo que se mueva, se ve transformado en un
Marte gris, mucho más amigable, en el pasado, para la existencia
hipotética de posibles formas de vida no extremófila según los
estándares terráqueos (de aquí lo de “habitable en el pasado”).
Recapitulando, lo que tenemos es presencia en el pasado de agua líquida no
salina con elementos en diferentes estados de oxidación y carbono en
distintas formas. Esto podría (ojito al condicional) ser
interpretado de la siguiente manera: tenemos un medio (agua) en el
que una estructura orgánica (carbono) tendría a su disposición una
fuente de energía en forma de gradiente redox (elementos en
distintos estados de oxidación).
Lo que antecede ya es bastante espectacular
como para tener la necesidad de afirmar “que pudo haber vida”,
cuando no hay indicio alguno de que la haya habido. Esta afirmación
es del tipo de “yo pude haber sido monja clarisa” referida a Lady
Gaga, no hay pruebas ni de que se lo hubiese planteado, por lo que es pura propaganda; el título de esta entrada es mucho menos llamativo pero más acorde con la realidad.
Esta entrada es una participación de Experientia docet
en la XXIII Edición del carnaval de Química que organiza Moles y Bits.