Estamos bombardeados a diario por
multitud de datos de toda especie. En muchos casos de esos datos
extraemos consecuencias y, posiblemente, actuemos de acuerdo con
ellas. Por mucho que nos guste pensar que de unos datos sólo se
pueden extraer unas conclusiones, el hecho cierto es que la forma en
que los datos se presentan (o son presentados) pueden hacernos llegar
a unas conclusiones muy diferentes. En este fenómeno intervienen
casi siempre nuestros sesgos cognitivos y, quizás, que no tengamos
muy claros algunos elementos de lógica elementales.
En alguna ocasión ha habido quien ha
despotricado sobre el abuso del condicional y del subjuntivo en los
textos científicos sin entender que de ningún estudio puede
sacarse una conclusión tajante: en el mejor de los casos sólo
altas probabilidades. Y es que ni el razonamiento deductivo, tan
querido por Sherlock Holmes, ni el inductivo, usados ambos
ampliamente en ciencia, pueden darnos esta certeza*.
Habrá a quien le llame la atención la
afirmación de que no se puede extraer certeza razonando deductiva o
inductivamente en ciencia. Para intentar explicar qué queremos decir
partamos de un ejemplo muy simple: tenemos en un matraz un líquido
incoloro transparente. Sí queremos averiguar si es agua podemos
hacer un experimento muy sencillo: medimos a qué temperatura hierve.
Entonces razonamos de la siguiente forma:
a) Si es agua entonces hervirá a 100
ºC
b) hierve a 100 ºC
c) por tanto, es (probablemente) agua
Esto es lo que se llama razonamiento
confirmatorio. En general, cuando basamos nuestras predicciones
en una hipótesis, y esas predicciones resultan ser correctas, ello
nos da al menos cierta idea de que nuestra hipótesis puede ser
válida. Luego volveremos a esto.
Paralelamente, cuando hacemos
predicciones basadas en una hipótesis concreta y esas predicciones
resultan no ser correctas, tomamos este resultado como indicativo de
que la hipótesis tampoco lo es. A esto se le llama razonamiento
disconfirmatorio. En nuestro ejemplo,
a) Si es agua entonces hervirá a 100
ºC
b') hierve a 101,5 ºC
c') por tanto, no es agua
Hasta aquí todo parece trivial. Aunque
puede que no sea tan fácil. Veamos.
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