Si uno se encuentra en alguna parte que
el universo está compuesto de cuatro elementos, automáticamente
asume que el texto que lee, o la historia que cuenta el vídeo que ve
o la narración que escucha, tienen que ver muy probablemente con la
Grecia prearistotélica [nadie debería pensar en nada posterior
porque todos sabemos que Aristóteles introdujo un quinto componente,
el éter]. Y es que la teoría de las cuatro “raíces” (la
palabra “elemento” es de Platón) es de Empédocles, que vivió
en el siglo V antes de la era común.
Pero no, existe la posibilidad de que
leas sobre cuatro elementos como constitutivos del universo y se te
esté hablando de algo muy reciente, con apenas un siglo de
antigüedad. En el año en el que conmemoramos el centenario de la
publicación del modelo atómico de Bohr, quizás convenga recordar
al que fuera su principal modelo rival y que influyó en el
desarrollo del propio modelo de Bohr, uno que ya no aparece ni en la
mayoría de los libros de historia, el modelo de John William
Nicholson.
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Esta entrada es una participación de Experientia docet en la XXV Edición del Carnaval de Química que acoge ISQCH-Moléculas a reacción
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